martes, 14 de abril de 2009

supervivientes del campo de AUSCHWITZ

Un millar de supervivientes recuerda el horror del campo de Auschwitz 60 años después
Prisioneros supervivientes y dignatarios de más de cuarenta países, entre ellos de las antiguas víctimas, como Israel, Rusia y Polonia, y de los que fueron carceleros y verdugos, como el presidente de la actual República Federal Alemana, se dieron cita en el antiguo campo de exterminio nazi.
La liberación de Auschwitz, hace 60 años, fue conmemorada ayer en el antiguo campo de concentración nazi, en una ceremonia en la que representantes políticos y supervivientes recordaron la tragedia pasada, aludieron a los peligros actuales y apelaron a aprender para el futuro.

El acto, impresionante de solemnidad, empezó y acabó de la misma manera, con el silbido simbólico de un tren que llega, como llegaban de toda Europa los trenes que traían a nuevos presos, en su mayoría judíos, a este campo en el que las cámaras de gas y los hornos crematorios funcionaban con más eficacia que en cualquier otro.

Un millar de supervivientes, alguno luciendo con orgullo el brazalete con el número que le dieron en el campo y el símbolo de la categoría de preso a la que pertenecían, -judíos, polacos, rusos, gitanos- siguieron la ceremonia de tres horas al aire libre pese al intenso frío y la nieve.

Junto a ellos, dignatarios de cuarenta países, empezando por el presidente ruso, Vladimir Putin, representante de los libertadores del Ejército Rojo; el presidente de la República de Israel, Moshe Katzav, representante del pueblo más perseguido, y el presidente federal alemán, Horst Koehler, en representación de los antiguos opresores.

Putin y Katzav fueron, junto con el presidente de Polonia, Alexander Kwasniewski, en cuyo país está emplazado Auschwitz, los encargados de pronunciar los discursos por parte de los dirigentes.

Por las víctimas hablaron dos antiguos presos ilustres, el polaco Wladislaw Bartoszewski, ex miembro de la resistencia y de la disidencia anticomunista entre cuyo méritos está haber iniciado la reconciliación con Alemania, la ex ministra francesa Simone Veil y el líder de la comunidad gitana alemana, Romani Rose.

El nuncio apostólico, Josef Kowalcyk, leyó un mensaje del Papa Juan Pablo II, quien advirtió contra aquellos que siguen atentando contra la dignidad humana, sobre todo quienes «invocan la religión para justificar la opresión y el terrorismo».

Rose habló en alemán, el idioma de los carceleros, y lo hizo entre otras cosas para celebrar la presencia de Koehler y que se haya reconocido a los gitanos su condición de pueblo perseguido.

Bartoszewski y Veil firmaron en nombre de los presos una Carta Internacional para la Fundación de un Centro de Educación sobre Auschwitz y el Holocausto, en el que se espera mantener vivo el recuerdo de lo ocurrido cuando ya no vivan testigos.

«Hay que asumir un nuevo compromiso en esta Europa que ha superado sus viejos demonios» y seguir alerta ante posibles rebrotes de «locura humana», enfatizó Simone Veil.





Simone Veil, ex prisionera judía en Auschwitz y ex ministra de Cultura francesa, junto al presidente Chirac. Afp

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