lunes, 2 de junio de 2008

Capitulo Vlll del Quijote


Por el camino Don Quijote y Sancho se encuentran con unos molinos de viento y Don Quijote creyéndose que son gigantes se dispone a atacarlos con su lanza. Sancho le dice que no son mas que molinos, pero Don Quijote se empeña en atacarlos ya que él piensa que son gigantes malvados, como consecuencia Don Quijote tropieza con su lanza y se cae al suele acabando así el problema de los molinos, o gigantes como seguía afirmando Don Quijote. Por el camino Don Quijote recuerda que una vez leyó como un caballero repuso su lanza con un tronco y así lo hizo Don Quijote.
Al día siguiente cuando se disponían a ir a Puerto Lápice en busca de aventuras vieron a dos monjes, vestidos con sus hábitos negros y a una mujer que iba detrás de ellos, se supone que iban todos en la misma direccion.

Don Quijote se penso que estos hombres tenían secuestrada a la señora que iba detra de ellos, y decidio atacar a los pobres monjes. Sancho le aviso que no eran mas que dos frailes salieron corriendo con la mala fortuna que uno de ellos se cayo al suelo, Sancho amablemente intento ayudar al fraile que se habia caido pero dos mozos arrementen contra el.

Palacio de Carlos V


El Palacio de Carlos V en Granada fue edificado sobre un barrio cristiano, añadido tardío del recinto nazarí. Durante su viaje de bodas a Granada con la Emperatriz Isabel, en 1526, el Emperador visitó la Alhambra y quedó prendado de la belleza de los palacios musulmanes. En consecuencia, pensó en ampliarlos y hacerlos adecuados a las necesidades de una Corte moderna. Carlos V encargó el diseño del Palacio a un hombre de su confianza, el marqués de Mondéjar, gobernador de la Alhambra. Amante del nuevo arte renacentista, el Marqués contrató para las obras al arquitecto Pedro Machuca, quien había trabajado en Italia, y a quien le seguirán en la dirección su hijo Luis y, posteriormente, Juan de Orea. El Palacio se proyectó con dos plazas porticadas, en las fachadas de Poniente y Sur, que nunca fueron realizadas. Hombre muy devoto, el Emperador pidió personalmente que su Palacio albergara una Capilla, "para dezir y oir missa". Pero la pieza más deslumbrante del Palacio es su gran patio interior. Sobrio, sencillo, austero... dos pisos adintelados marcan un espacio interior circular de treinta metros de luz y cuarenta y dos de diámetro. Se trata de un escenario ideal para representar la solemnidad de la corte y simbolizar el dominio universal de Carlos V. El desinterés del Emperador en la obra hizo que los trabajos se dilatasen en el tiempo. Además, la rebelión y posterior expulsión de los moriscos del reino de Granada, que eran quienes debían financiar las obras, impidió que el proyecto inicial llegase a ser completado en su totalidad. Nunca acabado y jamás utilizado por Carlos V, el Palacio hubo de esperar al año 1960 para que la capilla y las galerías del patio fueran por fin cubiertas.