miércoles, 13 de mayo de 2009

Bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki

Los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki fueron ataques nucleares lanzados cerca del final de la Segunda Guerra Mundial en contra del Imperio del Japón por parte de los Estados Unidos de Norteamérica bajo las órdenes del Presidente Harry Truman el 6 y 9 de agosto de 1945. Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear Little Boy se soltó sobre Hiroshima el lunes[1] 6 de agosto de 1945,[2] seguido por la detonación de la bomba Fat Man del 9 de agosto sobre Nagasaki. Hasta la fecha, constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.[3]

Se estima que las bombas mataron a 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki para finales de 1945,[4] de las cuales la mitad fallecieron los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20% murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación.[5] Desde entonces, algunas otras han fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos cánceres (334 observados) atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas.[6]

En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.[7] [8]

Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, Japón anunció su rendición incondicional frente a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón concluyó la Guerra del Pacífico y por lo tanto la Segunda Guerra Mundial.

En parte debido a los bombardeos, tuvo lugar la ocupación de Japón así como la adopción de los «Tres principios no nucleares», en el que se prohibía a Japón tener armamento nuclear.[9]

Bombardeo de Hiroshima [editar]
Hiroshima durante la Segunda Guerra [editar]Al momento del bombardeo, Hiroshima era una ciudad con cierta importancia industrial y militar. Algunos campos militares se encontraban en los alrededores, incluyendo los cuarteles generales de la Quinta División y los del Segundo Ejército General del Mariscal de Campo Hata Shunroku, quien comandaba la defensa de toda la parte sur del país. Hiroshima era una base de abastecimiento y logística menor para la milicia japonesa. La ciudad era un centro de comunicación, lugar de almacenamiento y un área de ensamble para las tropas. Fue una de las ciudades japonesas que fueron deliberadamente mantenidas libres de bombardeos con el objetivo de mantener inmaculado el terreno para medir el daño causado por una bomba atómica.[18]


Una maqueta de la posguerra del recubrimiento de la bomba Little Boy.El centro de la ciudad tenía varios edificios reforzados de hormigón así como estructuras más livianas. Fuera del centro, el área estaba repleta por pequeños talleres de madera ubicados entre los hogares japoneses. Algunas pocas plantas industriales se encontraban en las afueras de la ciudad. Las casas eran de madera con pisos de teja y también muchos edificios industriales tenían armazón de madera, por lo que toda la ciudad en su conjunto era altamente susceptible a daños por incendios.

La población de Hiroshima había alcanzado la cifra máxima de 381.000 antes de la guerra, pero antes del bombardeo la población había disminuido regularmente debido a evacuaciones sistemáticas ordenadas por el gobierno japonés. En el momento del ataque se estima que había aproximadamente 255.000 personas. Esta cifra se basa en los datos de la población registrada ante el computo para la cuantificación de raciones así como el estimado adicional de trabajadores y soldados que fueron enviados a la ciudad.


Se acerca el Enola Gay [editar]Artículo principal: Enola Gay

El Enola Gay en el Museo Nacional del Aire y el Espacio, Estados Unidos.Hiroshima fue el objetivo primario del primer bombardeo atómico seguido de Kokura y Nagasaki como objetivos alternativos. La fecha del 6 de agosto se eligió porque anteriormente había existido cobertura por parte de nubosidad sobre el objetivo. El B-29 Enola Gay, perteneciente al Escuadrón de Bombardeo 393d, piloteado y comandado por el Coronel Paul Tibbets, despegó desde la base aérea de North Field, en Tinian y realzó un viaje de aproximadamente seis horas de vuelo hasta Japón. El Enola Gay fue acompañado por otros dos B-29 durante su viaje, el The Great Artiste, que llevaba instrumentos de medición, y el #91, que más tarde fue renombrado como Necessary Evil y que tenía labores de fotografía.[29]

Después de salir de Tinian, el Enola Gay viajó por separado hacia Iwo Jima, donde se reunieron a 2.440 metros y tomaron rumbo hacia Japón. La aeronave arribó al objetivo con clara visibilidad a los 9.855 m. Durante el viaje, el Capitán de la Armada William Parsons armó la bomba, ya que se había desactivado para minimizar el riesgo de explosión durante el despegue. Su asistente, el segundo Teniente Morris Jeppson, removió los dispositivos de seguridad treinta minutos antes de llegar al objetivo.[30]

Alrededor de las 7:00 am, el sistema de alerta temprano de radares japoneses detectó el acercamiento de algunas naves norteamericanas desde la parte sur de Japón, por lo que se emitió una alerta a distintas ciudades, entre ellas Hiroshima. Un avión climatológico sobrevoló la ciudad y al no ver signos de los bombarderos, los habitantes decidieron continuar sus actividades diarias. Cerca de las 8:00 am, el radar detectó nuevamente los B-29 acercándose a la ciudad, por lo que las estaciones de radio emitieron la advertencia de refugiarse, pero muchos la ignoraron.[31]


La bomba explota [editar]
Fotografía de Hiroshima antes de la bomba atómica.
Fotografía de Hiroshima posterior al bombardeo.

La bomba Little Boy fue arrojada a las 08:15 horas de Hiroshima y le tomó 55 segundos llegar hasta la altura predeterminada para su explosión, aproximadamente 600 metros sobre la ciudad. Debido a vientos laterales falló el blanco principal, el puente Aioi, por casi 244 metros, detonando justo encima de la Clínica quirúrgica de Shima.[32] La detonación creo una explosión equivalente a 13 kilotones de TNT, a pesar de que el arma con U-235 se consideraba muy ineficiente pues sólo se fisionaba el 1.38% de su material.[33] Se estima que instantáneamente la temperatura se elevó a más un millón de grados centígrados, lo que incendió el aire circundante, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro aproximadamente.[34] En menos de un segundo la bola se expandió a 274 metros.[35]

Mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el Capitán Richard Lewis, copiloto del bombardero, comentó: «Dios mío ¿Qué hemos hecho?».[34]

Bob Caron, artillero de cola del Enola Gay describió así la escena:

la participacion de los republicanos españoles en la resitencia francesa

Para que los españoles en la clandestinidad no acabaran en un campo de castigo necesitaban bases seguras y en ese contexto surgieron los chantiers, explotaciones forestales destinadas a la fabricación de carbón vegetal, obras hidroeléctricas o empresas mineras que, con el tiempo, se convirtieron en foco de operaciones de los guerrilleros españoles en Francia, tanto contra los nazis como en futuras acciones en territorio español.
En los chantiers, que eran conocidos con el nombre de maquis, entrenaban a los guerrilleros, falsificaban salvoconductos -obligatorios hasta 1948 para moverse por el país- para que pudieran desplazarse por territorio francés o español y almacenaban las armas robadas a los alemanes y las que parachutaban los ingleses con destino a la Resistencia.


Los primeros grupos de "resistencia" entre los exiliados españoles en Francia empezaron a organizarse en el otoño de 1940.

Cuando rompió el pacto germano-soviético, el 22 de junio de 1941 -como consecuencia del ataque de Hitler a la URSS- los comunistas organizaron sus cuadros en la Resistencia A finales de ese año, ya estaban organizados los primeros grupos guerrilleros en I'Aude y l'Ariége.

LA RESISTENCIA FRANCESA


La Resistencia francesa, conocida en Francia como «La Resistencia» (en francés: La Résistance), es la forma como se denomina al conjunto de movimientos y canales clandestinos que continuaron la lucha contra el Eje en el territorio francés tras el armisticio del 22 de junio de 1940, hasta la liberación en 1944.

La lucha consistió, por una parte, en acciones de información, sabotaje y operaciones militares contra las tropas de ocupación (mayoritariamente alemanas) y contra las fuerzas del régimen de Vichy. Por otra parte, se trataban aspectos más bien civiles y no violentos, como la existencia de una amplia prensa clandestina, la difusión de folletos, la producción de documentación falsa, la organización de huelgas y manifestaciones, la puesta en marcha de múltiples redes para el salvamento tanto de prisioneros de guerra evadidos, de refractarios al STO (Servicio de Trabajo Obligatorio) y de judíos perseguidos.

La Resistencia pudo manifestarse tanto en la ciudad como en el campo, sobre todo –para ése último- a raíz del nacimiento del maquis en la primavera de 1943 (el nombre “maquis” se refiere a un tipo de vegetación mediterránea, la maquia, un bosque frondoso -particularmente en Córcega- y aún más a la expresión corsa “prendre le maquis”, que significa refugiarse en el bosque para huir de las autoridades o bien de una vendetta). El ejército de las sombras reunió a hombres de todos los horizontes, expuestos a una terrorífica represión por parte del RSHA, del Abwehr, de la Wehrmacht, así como de la Milicia Francesa y de la policía del Estado francés (régimen de Vichy). Aunque la Resistencia activa y organizada nunca representó más de 2 ó 3 % de la población francesa, no hubiese podido sobrevivir ni desarrollarse sin innumerables complicidades populares, en particular en la época de los maquis.




NOMBRRES DE PELICULAS: La Bataille du rail Serge Reggiani

biografias de w. churchill stalin petain de Gaulle

(Lille, Francia, 1890-Colombey-les-Deux-Églises, id., 1970) Militar y político francés. Cursó la carrera militar en la Academia de Saint-Cyr, en la que se graduó en 1912. Acabados sus estudios, sirvió a las órdenes del entonces coronel Pétain en el 33 regimiento de infantería. Durante la Primera Guerra Mundial participó en la batalla de Verdún, en la cual fue herido y hecho prisionero (1916) por los alemanes en Fort Douaumont. Tras el armisticio integró la misión militar francesa en Polonia, donde conoció al mariscal Pilsudski e intervino en la guerra polaco-soviética (1919 - 1920). De regreso en su país, enseñó historia militar en Saint-Cyr (1921) y en los años siguientes formó parte del Consejo Superior de Guerra de Pétain y de los estados mayores del ejército del Rin y de Beirut. Preocupado por la carrera armamentista iniciada por la Alemania de Hitler, en 1934 publicó Hacia el ejército profesional, libro en el que exponía la importancia que en la guerra futura tendrían los carros de combate y los aviones. En tal sentido, abogaba por la modernización del ejército, el fomento de la aviación y el desarrollo de los carros blindados. Seis años más tarde, informó al ejército de la posibilidad de una ofensiva alemana. Cuando ésta se produjo, obtuvo algunos éxitos aislados al frente de la 4.ª división blindada (Montcornet, Abbeville) en el contexto del derrumbamiento general de las defensas francesas. Luego, a petición del presidente Reynaud, se hizo cargo de la subsecretaría de Estado para la defensa nacional y la guerra. Tras la derrota francesa, pasó a Londres, desde donde rechazó la rendición firmada por Pétain y la aceptación de la ocupación alemana de su país y, a través de los micrófonos de la BBC, llamó a sus compatriotas a la resistencia. A pesar de los desaires de que fue objeto por parte de Churchill y en especial de Roosevelt, que veía en él un aventurero, consiguió el apoyo del gobierno británico a su Comité de la Francia Libre. Entre 1942 y 1943 logró, no sin esfuerzo, la unidad de las colonias francesas. Su marginación de la conferencia de Casablanca y el reconocimiento aliado de la autoridad del representante del gobierno de Vichy en Argel provocaron su enérgica protesta y favorecieron la constitución de un Comité Francés de Liberación Nacional, que asumió las funciones de gobierno provisional. Una semana después del desembarco aliado en Normandía regresó a Francia, y el 25 de agosto de 1944 entró triunfalmente en París. Dos meses más tarde, su gobierno fue reconocido por los aliados, que tampoco esta vez lo invitaron a asistir a las conferencias de Yalta y Potsdam. Elegido presidente, promovió la creación de la Cuarta República, pero dimitió al no lograr que la Asamblea Constituyente fortaleciera la autoridad presidencial. El alejamiento del cargo no supuso su apartamiento de la política, y en abril de 1947 fundó el Rassemblement du Peuple Français (RPF), partido de talante conservador y anticomunista. Durante los once años siguientes, mientras escribía sus memorias, permaneció atento a la evolución política. La oportunidad que aguardaba se presentó en mayo de 1958, a raíz de la revuelta derechista de Argelia que significó la caída de la Cuarta República. De Gaulle formó un Gobierno de Salvación Nacional y fundó la Quinta República. Su política favorable a la independencia de Argelia suscitó la reacción de los colonos franceses y las actividades terroristas de la extrema derecha, pero el triunfo electoral que obtuvo en 1962 le aseguró el éxito de su proyecto. Alentó la unidad europea y la independencia de Francia en el seno de la OTAN, y autorizó la creación de una fuerza de disuasión nuclear francesa. Sin embargo, el anquilosamiento del sistema propició la agitación obrera y estudiantil, que alcanzó el carácter de revuelta en mayo de 1968. Realizó concesiones insuficientes y, ante los adversos resultados del referéndum de apoyo a su gestión que había convocado, dimitió el 28 de abril de 1969.

miércoles, 15 de abril de 2009

Biografia de Josef Mengele


Josef Rudolf Mengele (Günzburg, Baviera, 16 de marzo de 1911 - Bertioga, Brasil, 7 de febrero de 1979) fue un médico y criminal de guerra nazi, especialmente conocido por sus experimentos con seres humanos en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz, que ocasionaban la muerte de éstos en la mayoría de los casos.

Se le apodaba como Beppo y el Ángel de la Muerte.

Josef era el mayor de los tres hijos de Karl Mengele (1881-1963) y su esposa Walburga (fallecida en 1946), unos acaudalados industriales de la ciudad de Günzburg (Baviera). Sus hermanos pequeños eran Karl (1912–1949) y Alois (1914–1974). Adoraba a su madre entrañablemente, a pesar de ser ésta muy severa y estricta; sin embargo, mantenía cierta distancia con su padre.

Estudió Medicina y Antropología en las universidades de Múnich, Viena y Bonn.

En 1933, Karl Mengele, nazi acérrimo, ofreció su salón industrial a Adolf Hitler para que éste pronunciara un discurso en Günzburg; por estos servicios, Karl Mengele recibió amplias facilidades económicas para hacer crecer su negocio.

Dos años después, en Múnich, Josef se doctoró en Antropología en 1935 con una tesis doctoral acerca de las diferencias raciales en la estructura de la mandíbula inferior, bajo la supervisión del profesor Theodor Mollison. A continuación viajó a Fráncfort del Meno, donde trabajó como ayudante de Otmar von Verschuer en el Instituto de Biología Hereditaria e Higiene Racial de la Universidad de Fráncfort. En 1938 se doctoró en medicina con una tesis doctoral titulada Estudios de la fisura labial-mandibular-palatina en ciertas tribus.

Josef Mengele, a partir de las convicciones de Otmar von Verschuer, se convirtió en un antisemita acérrimo, convencido plenamente de la superioridad de la raza aria y que prodigaba un absoluto desprecio por el judío.

Cabe destacar que la incumbencia como médico de Mengele no era tal, sino más bien estaba orientada al estudio genético-racial, más que a la medicina curativa.

Josef, quien pertenecía a las juventudes hitlerianas, se incorporó a las SA en el momento que éstas estaban a punto de desaparecer como grupo armado, y tuvo que renunciar. Intentó incorporarse a las SS pero no tuvo un éxito inicial; debió intentarlo tres años después.

Se casó en 1938 con Irene, una hermosa y educada dama de religión luterana -a pesar de que Mengele era católico romano- y tuvo un hijo llamado Rolph.


Trayectoria nazi [editar]En 1932, a la edad de 21 años, Mengele se afilió a Casco de Acero, Liga de los soldados de vanguardia (Stahlhelm, Bund der Frontsoldaten), asociación nazi que se incorporó a la Sturmabteilung (SA) en 1933 y que Mengele abandonó poco después alegando problemas de salud. Se afilió al partido nazi en 1937 y en 1938 entró en la Schutzstaffel (SS). Entre 1938 y 1939 sirvió durante seis meses en un regimiento de infantería ligera de tropas de montaña. En 1940 fue destinado a la reserva del cuerpo de médicos, comenzando un período de tres años en el que serviría en una unidad Waffen SS, la 5ª SS Panzergrenadier Division Wiking. En 1942, en Rostov, resultó herido en una pierna en el frente ruso y fue declarado no apto para el combate. Gracias a su comportamiento brillante frente al enemigo en el frente oriental fue ascendido al rango de capitán. Fue re-asignado entonces como Lagerarzt, médico de campo de concentración.


"El ángel de la muerte" de Auschwitz [editar]
Entrada de Auschwitz II, el campo de concentración principalMengele fue enviado al campo de concentración de Auschwitz en sustitución de otro doctor que había caído enfermo. El 24 de mayo de 1943 se convirtió en el oficial médico del llamado campo gitano, una parte de Auschwitz-Birkenau, que administraba el KZ para entonces Rudolf Höß.

Consecuentemente, Mengele se convirtió en el oficial médico en jefe del principal campo de enfermería de Birkenau. Sin embargo, no fue el oficial médico en jefe de Auschwitz; por encima en la jerarquía se encontraba el médico de la fortificación Eduard Wirths.

Fue durante su estancia de 21 meses en Auschwitz cuando el doctor Mengele alcanzó la fama, ganándose el apodo de "ángel de la muerte". Cuando los vagones de tren repletos de prisioneros llegaban a Auschwitz II (Birkenau), con frecuencia Mengele esperaba en el andén junto a otros médicos para seleccionar a los más aptos para el trabajo y la experimentación, así como quiénes serían enviados inmediatamente a las cámaras de gas.

Mengele se paraba en una rampa frente a las filas e indicaba con un gesto de la mano quién moría y quién vivía: a la derecha iban los ancianos, niños, mujeres embarazadas e incapacitados; a la izquierda iban las mujeres jóvenes y hombres de evidente buen estado de salud. Los que quedaban en la fila de la derecha iban directos a las cámaras de gas.

Los supervivientes de este campo que conocieron a Mengele lo describían como un oficial impecablemente acicalado, muy apuesto y perfumado, de gestos aristocráticos y poseedor de una extraña mezcla de condescendencia y una ferocidad morbosa ante el poder de decidir quién vivía o moría. Una característica distintiva de Mengele era un notorio espacio interdental entre los dientes superiores frontales.

Muy pocas veces Mengele demostró humanitarismo respecto de alguno de los condenados, e incluso mató personalmente a algunos cautivos por desobedecer las reglas.

Se llegaron a conocer casos de perversión sexual practicada con las mujeres de la fila izquierda, azotando los pechos con un látigo o realizando defenestraciones que invalidaban a las muchachas que, tarde o temprano, terminarían en las cámaras de gas.

Mengele se mostró particularmente duro con aquellas internas que quedaban embarazadas de los guardias. Madre e hija nacida o no-nata iban a la cámara de gas.

Muchas veces en los vagones en que se traía a los condenados quedaban cadáveres de madres con sus hijos aún vivos en los vagones, y Mengele ordenaba lanzar esas criaturas directamente al horno de la lavandería para que sirvieran de combustible. Más tarde cambió de actitud: permitió a las embarazadas dar a luz, y los bebés nacidos eran confiscados para ir a dar a una sala de experimentación en otro lugar del campo.

En muchos casos, Mengele ordenó que a la madre parturienta se le vendase el pecho para que no amamantara a su bebé. Recopilaba datos sobre la muerte por inanición de los infantes.

Mengele explicaba a otros colegas su actitud:

-" Cuando nace un niño judío no sé qué hacer con él: no puedo dejar al bebé en libertad, pues no existen los judíos libres; no puedo permitirles que vivan en el campamento, pues no contamos con las instalaciones que permitan su normal desarrollo; no sería humanitario enviarlo a los hornos sin permitir que la madre estuviera allí para presenciar su muerte. Por eso, envío juntos a la madre y a la criatura."-


Los experimentos [editar]
Niños en Auschwitz finalmente liberados por el Ejército Rojo. Algunos niños eran mantenidos vivos, especialmente los gemelos, para participar en los experimientos de Mengele.Los gemelos resultaban particularmente interesantes para Mengele. Dicho interés radicaba en las profundas influencias inculcadas por Otmar von Verschuer y Ferdinand Sauerbruch del Instituto Kaiser Wilhelm de Genética y Eugenesia, donde se embebió de los conceptos de herencia y raza pura y el problema judío era el núcleo de las discusiones.

Mengele, siguiendo los pasos de Von Verschuer, había desarrollado un fuerte interés por los gemelos como una fuente de información acerca de estos conceptos pseudo-científicos, por tanto, cuando supo que Auschwitz era su destino, no pudo ocultar su satisfacción, pues el campo de concentración era para él un laboratorio lleno de ratas judías.

A partir de 1943, los gemelos eran seleccionados y ubicados en barracones especiales. Cuando en la rampa de selección localizaba gemelos, para éstos constituía una esperanza de alargar la vida el pertenecer a esa condición. Los gemelos eran ubicados en un recinto especial y eran tratados algo mejor que los demás internos. Prácticamente todos los experimentos de Mengele carecían de valor científico, pero fueron financiados por el gobierno nazi. Incluyeron, por ejemplo, intentos de cambiar el color de los ojos mediante la inyección de sustancias químicas en los ojos de niños, amputaciones diversas y otras cirugías brutales y, documentado al menos en una ocasión, un intento de crear siameses artificialmente mediante la unión de venas de hermanos gemelos (la operación fue un fracaso y el único resultado fue que las manos de los niños se infectaron gravemente). Las personas objeto de los experimentos de Mengele, en caso de sobrevivir al experimento, fueron casi siempre asesinados para su posterior disección.

Mengele extraía los ojos a sus víctimas y los colocaba en una pared como un muestrario de las variedades heterocromas que existían. Intentó también por la vía química cambiar el color de pelo de los internos mediante la aplicación de dolorosas inyecciones subcutáneas y en algunos casos realizó castraciones y experimentos en la médula espinal dejando paralizados a los intervenidos.

En cooperación con otros médicos, Mengele intentó también buscar un método de esterilización masiva; muchas de las víctimas fueron mujeres a las que se les inyectaban diversas sustancias, sucumbiendo muchas de ellas o quedándose estériles en muchos otros casos.

En otras ocasiones realizaba experimentos sumergiendo en agua helada a internos fuertes para observar sus reacciones ante la hipotermia.

También cooperó con su contraparte de la aviación, el médico Sigmund Rascher de la Luftwaffe, en algunos experimentos sometiendo a personas a cambios de presiones extremos. Los individuos perecían en medio de horrorosas convulsiones por excesiva presión intercraneal. Rascher fue el equivalente de Mengele en el campo de la experimentación con humanos, pero con fines militares. Su perversión anduvo a la par con este último, pero su historia y final fueron muy distintos.

Mengele también realizó experimentos con gitanos y judíos que tenían enfermedades hereditarias de enanismo, síndrome de Down, siameses y otras afecciones e incluso con mellizos, diseccionándolos vivos y sumergiendo luego sus cadáveres en una tina con un líquido que consumía las carnes, dejando libres los huesos. Los esqueletos eran enviados a Berlín como un macabro muestrario de la degeneración física de los judíos.

Otra de sus líneas de "investigación" fue el virus etno-específico.

Mengele llegó a tener una colección particular de condenados especialmente escogidos para servir en sus ensayos, el trato recibido no era mejor que el de los condenados a las cámaras de gas.

En 1944, Mengele deseaba un cambio: aunque estaba orgulloso de sus experimentos, pretendió ascender en el escalafón de las Waffen SS haciéndose evaluar por un inspector.

El informe emitido por un coronel SS destacaba la personalidad, profesionalidad y celo del deber de Mengele, que le daban méritos para un ascenso y un nuevo puesto. Sin embargo, por motivos desconocidos, nunca se le reasignó desde Auschwitz.

Mengele hizo en una ocasión cargar un vagón de tren con unos cajones que los internos notaron "demasiado pesados para su volumen". Los cajones iban dirigidos a Günzburg y algunos internos dedujeron - correctamente - que los cajones contenían lingotes de oro, provenientes de las extracciones dentales de las víctimas del campo. Éste fue uno de los primeros indicios de que Mengele había presentido el fin de la Alemania Nazi.

Véase también: Experimentación médica nazi

Evasión [editar]
Pabellón «médico» de Mengele en Auschwitz.El 26 de noviembre de 1944, Richard Baer, comandante de Auschwitz, recibió el extraño comunicado de desmantelar la instalación decayendo el ritmo de exterminio del campo. La orden provenía directamente de Heinrich Himmler, a muchos les causó sorpresa la situación.

23 días atrás Mengele se había parado en la rampa de selección y había enviado su última selección a las cámaras. Para él la orden no causó extrañez, pues suponía que Alemania perdía la guerra.

Mengele abandonó de forma encubierta el campo el 17 de enero de 1945, diez días antes de la liberación del campo por parte del Ejército Rojo. Se dirigió al campo de concentración de Gross-Rosen, pero este campo fue cerrado en agosto de 1944 y en abril de 1945 huyó hacia el oeste camuflado como un miembro de la infantería regular alemana con identidad falsa. Finalmente fue capturado.

Fue prisionero de guerra, cerca de Núremberg hasta que resultó liberado por los aliados, que desconocían su identidad.

Durante los juicios de Núremberg no se mencionó a Josef Mengele como genocida.


En la impunidad [editar]
Refugio de Mengele en Hohenau, Itapua, Paraguay.Se han trazado muchas conjeturas sobre la huida de Mengele, en una se le atribuye el concurso de una muchacha judía para su escape. Escapa gracias a la Operación Paperclip.

Tras esconderse algún tiempo en Günzburg y luego en Baviera, Mengele partió hacia América del Sur, concretamente hacia Paraguay, en 1949, donde muchos otros oficiales nazis huidos y ayudados por la organización ilegal ODESSA habían llegado y encontrado refugio. Irene no siguió los pasos de su marido y de algún modo le repudió a él y su familia y se separaron de hecho.

Josef Mengele se divorció por correspondencia de su esposa Irene, la carta la traía su padre Karl quien lo visitó en la Argentina.

Como su nombre no estaba mencionado en la prensa y al parecer la cacería de nazis a él no le alcanzaría, se juzgó libre de sospecha y audazmente volvió a tomar su nombre original, se inscribió como tal en la guía telefónica de Buenos Aires e incluso viajó a Suiza a visitar a su hijo Rolph en 1956, sin que nadie siquiera sospechara de él y su pasado.

En 1958 se casó en Colonia (Uruguay) con Maria Martha Will, la mujer de su hermano Karl, que había fallecido en 1949. Ella y su hijo se mudaron a Argentina para reunirse con Mengele, aunque ambos regresaron a Europa años después.

Su familia en Alemania le respaldaba económicamente y prosperó en los años cincuenta, primero montando una tienda de juguetes y después como socio de una empresa farmacéutica, la Fadro Farm.

El acta de divorcio entre Irene y Josef Mengele fue encontrada por Simon Wiesenthal y dio luces a la dirigencia judía de que Mengele estaba vivo y además en la Argentina. Se enviaron los datos para ser corroborados por colaboradores en la Argentina y se pidió la extradición por parte del gobierno de Bonn, que fue rechazada por el gobierno argentino aduciendo que Mengele no vivía en dicha dirección.

Mengele fue advertido de esta situación y se escapó de Buenos Aires. Una de las personas que advirtieron a Mengele era Hans-Ulrich Rudel, el célebre piloto de Stuka que era cliente de la compañía de Mengele. A Rudel, sus buenas relaciones con el gobierno del Paraguay le habían permitido tener amistad con el dictador Alfredo Stroessner, presidente de esa nación, y así se permitió aceptar a Mengele en ese país.

Sin embargo, a partir de entonces Mengele vivió de manera modesta. Los socios de su compañía lo exoneraron de sus funciones y lo despidieron.

A pesar de los esfuerzos internacionales en rastrearle, jamás fue detenido y vivió impunemente durante 35 años bajo diversas identidades falsas. La captura y secuestro ilegal de Adolf Eichmann, juzgado en Israel, alimentó los miedos de Mengele y sus continuos movimientos y el Mossad le persiguió durante algún tiempo, pero los esfuerzos de Israel se dirigieron hacia la normalización de las relaciones con Paraguay y a la lucha contra enemigos más cercanos.

Increíblemente, ni el Mossad ni Wiesenthal lograron ubicarlo a pesar de que su hijo Rolf pudo visitarlo un par de veces e intercambiar correspondencia.


Muerte polémica [editar]En 1959 Mengele vivió en Paraguay en forma muy modesta como inquilino de una familia alemana, los costos de manutención eran pagados por la empresa Mengele en Alemania hasta 1960; sin embargo, debido a ciertos conflictos de faldas, de carácter y, principalmente, a la persecución de Klaus Barbie, los miedos alimentaron la paranoia persecutoria de Mengele (no sin razón, pues le buscaban) y se trasladó al Brasil para vivir bajo el alero de otra familia de origen alemán, también subvencionada por la compañía Mengele, bajo el nombre de Pedro Gerhard. Luego se independizó y se trasladó a una favela, donde vivió en una modestísima cabaña.

Cuando alguna persona muy cercana le interrogaba sobre su infausto pasado, solía decir que él se limitaba a seleccionar sólo a personas aptas para el trabajo y que no mató a nadie.

En 1979, su estado de salud estaba en franco deterioro y la familia alemana que le asistía lo invitó a refrescarse en una playa de pendiente muy suave, Bertioga, y Mengele accedió. Cuando algunos miembros se introdujeron en la playa, Mengele los siguió hasta alcanzar una distancia adentro del mar de unos 100 metros y de escasa profundidad y, entonces, por motivos confusos y extraños, se ahogó, a pesar de que uno de los amigos llegó pronto a darle auxilio. En cuanto a las causas de la muerte, se especuló que pudieron ser desde calambres, ataque cardíaco, mareos, etc. hasta muerte provocada. La versión oficial es que "se golpeó con un madero mientras nadaba en una playa llamada Bertioga y se ahogó". Lo que causa extrañeza es que Mengele no sabía nadar.

Fue enterrado en un cementerio en Embu con un nombre falso, Wolfgang Gerdhard, con la asistencia de su hijo Rolph. Ningún miembro más directo de su familia asistió.

En 1985, seis años después, sus restos fueron exhumados e identificados en medio de una medíatica presión de Israel, EE.UU, Wiesenthal y otros grupos antinazis. La identificación de los restos, si bien no fue concluyente en un ciento por ciento, resultó satisfactoria para quienes lo buscaban. Un defecto dental que poseía Mengele en sus dientes superiores frontales fue comprobado, además de coincidir en edad y estatura.

En 1992, los análisis de ADN confirmaron finalmente su identidad.


Corolario [editar]Mengele falleció en la impunidad. Sin embargo, muchos Lagerarzt nazis de alguno u otro modo se comportaron del mismo modo que Mengele, solo que este médico antropólogo destacó especialmente por sus particulares características personales y sus sádicas actuaciones, que lo hicieron destacarse del resto.


Personaje mediático [editar]Mengele ha sido también un personaje literario y cinematográfico. Apareció en novelas, posteriormente llevadas al cine e inspiradas en su persona, como Los Niños del Brasil y Marathon Man. Fue también objeto de la canción "Angel of Death" (Ángel de la muerte) del grupo Slayer en su álbum Reign in Blood (1986). Mengele también es mencionado en la canción "Errores Médicos I" del grupo Def Con Dos, así como en la canción del grupo madrileño Los Nikis llamada "Los niños del Brasil". También se le menciona en la canción "El ataque de los clones" del grupo paraguayo Revolber. Además, aparece también en una canción denominada "Operación Mengele" del grupo de rock radical vasco SA (Sociedad Alcohólica). Mengele es así mismo el trasunto de "Eme", uno de los personajes de la novela Morirás lejos, del escritor mexicano José Emilio Pacheco. Por otro lado, el doctor Mengele es un personaje protagonista de la pieza teatral La maté porque era tuya, del dramaturgo español Jorge Moreno.

Biografia de Rudolf Höss



Rudolf Höß nació en 1900 en Baden-Baden y se educó en una familia católica muy creyente. A pesar de los deseos de sus padres que fuera sacerdote, apenas cumplidos los 15 años se alistó voluntario en la Primera Guerra Mundial, en el frente turco, ascendiendo en 1917 a Sargento y recibiendo varias condecoraciones inclusive la Cruz de Hierro. Tras la derrota fue miembro del cuerpo de voluntarios en las antiguas provincias del Báltico, en la Alta Silesia y en la cuenca del Ruhr.

Höß se casó, tuvo cinco hijos y toda su vida de matrimonio la vivió como un padre ejemplar y dedicado. Vivieron en la Casa de la Comandancia de Auschwitz, ubicada en las afueras del Campo. Lamentablemente, su ansiedad por el cumplimiento del deber le fue alejando de su familia, algo que recuerda con cierta angustia en los últimos párrafos de sus "Memorias", escritas en prisión después de la conclusión de la guerra.


Trayectoria [editar]Después del final de la guerra, Höß se convirtió en combatiente de los Freikorps de Silesia, en el área báltica y en el Ruhr. Ayudó a organizar en ese sector el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) en 1922, y fue condenado a diez años en cárcel en 1923 después de su implicación en el asesinato de Walter Kadow; su cómplice Martin Bormann fue condenado a un año de prisión.

Höß solicitó ser miembro de los SS en 1933 y fue aceptado en 1934; también se hizo miembro del Totenkopfverband ("unidad de la Calavera"). El mismo año, lo transfirieron al campo de concentración de Dachau, donde le dieron la oficina de Blockführer ("líder del bloque") en 1935.

En 1938 recibe el grado de SS Hauptsturmführer siendo ayudante en el campo de Sachsenhausen. En 1939 fue nombrado comandante del nuevo campo de Auschwitz, debiendo organizarlo desde 1940 y en cuyo mando permanecería hasta finales de 1943. En ese periodo alcanzó a relacionarse con el médico Josef Mengele. Durante el tiempo pasado en Auschwitz, Höß organizó el lado administrativo de los asesinatos en masa de la Endlösung. Pese a la disciplina y las aptitudes para la organización que demostró, al frente del Campo de Concentración, permitió que los miembros de las SS destinados allí llevaran una vida relajada, si bien no impidió los abusos, los hurtos de las pertenencias acumuladas de los prisioneros y el contrabando. Se dice que hasta llegó a funcionar un prostíbulo en la Barraca 24, destinado para "premiar" a los prisioneros que colaboraban con las SS, de buena conducta y buen estado de salud. Esto lo puso en la mira de la Gestapo, que inspeccionó el Campo en varias ocasiones. No obstante, dado que era un oficial que cumplía estrictamente los objetivos del plan para la "solución final", no se tomaron medidas en contra suya, sino que, por el contrario, fue ascendido.

En diciembre de 1943 fue sustituido como comandante de Auschwitz por Arthur Liebehenschel. Höß asumió el puesto anterior de Liebehenschel como presidente de las SS Wirtschaftsverwaltungshauptamt (WVHA), donde introdujo el gas Zyklon B como medio para realizar los asesinatos masivos en el campo; también le designó diputado el líder Richard Glücks de WVHA el 8 de mayo 1944. Sin embargo, Höß volvió a Auschwitz por petición personal de Himmler para realizar el "Aktion Höß" - la ampliación del campo y la preparación de la maquinaria de muerte en Auschwitz II Birkenau, con el fin de exterminar a los judíos húngaros.


El final [editar]
Rudolf Höß en el juicio
Patíbulo en el que fue ejecutadoLa guerra había finalizado en Alemania el 8 de mayo de 1945. Höß, disfrazado como suboficial de la armada alemana Kriegsmarine, se alejó hacia las costas del Báltico, donde cayó en manos de los aliados. Al no encontrarse pruebas de ningún tipo en contra suya, dado su nombre falso (Franz Lang) y su calidad de agricultor profesional, obtuvo una liberación anticipada. Sus guardianes ignoraban entonces la importancia de su presa. Fue empleado como obrero agrícola en una granja cerca de Flossenburg, no lejos de la frontera con Dinamarca. Permaneció allí durante ocho meses. Entretanto la Policía Militar reinició su búsqueda. Su familia, con la cual había logrado retomar contacto, estaba estrechamente vigilada y sometida a frecuentes pesquisas, hasta que el 11 de marzo de 1946 llegaron oficiales británicos a la casa de la Sra. Höß y, bajo engaño, le dijeron que si no decía dónde estaba su marido ella sería entregada a las autoridades soviéticas para su ejecución, y que sus hijos serían deportados a Siberia. La Sra. Höß sucumbió y reveló el emplazamiento de la granja agrícola donde estaba escondido su marido, así como su nombre falso.

Höß fue capturado esa misma noche (2:30) por la Policía Militar Británica. En esta ocasión no pudo suicidarse, pues la ampolla de veneno que guardaba consigo se había roto dos días atrás. Sus declaraciones a partir del arresto aún hoy día están en duda, ya que aparecieron dos confesiones: la primera, hecha en su propia lengua ante autoridades británicas[1]


La segunda confesión, a posteriorì, fue realizada cuando estuvo en Cracovia, dejando muchas dudas en relación a la primera (contaba con un abogado). Declaró que, por haber sido torturado para la primera declaración, se vio obligado a firmar lo que sus captores le exigieron. En Cracovia se retractó de todo lo dicho en la primera confesión. Esto no fue tenido en cuenta por los jueces. Fue llevado a los Juicios de Núremberg, como testigo en el juicio de Ernst Kaltenbrunner, Oswald Pohl y la IG Farben.

El 25 de mayo de 1946, fue extraditado a Polonia donde se le abrió un nuevo juicio por crímenes de guerra. En dicho juicio no negó ninguno de los cargos, afirmándose en el hecho de que cumplía órdenes directas de Himmler y que, dado su rango militar, no podía ignorarlas. En el desarrollo del juicio no se presentaron denuncias de abuso personal por su parte contra los prisioneros. Todos los prisioneros supervivientes afirmaron que era un hombre que administraba con frialdad y sin sentimientos el Campo de Auschwitz; él sólo dirigía una "máquina de matar". De este modo lo deja reflejado en sus memorias manuscritas, redactadas mientras estuvo en prisión:

"Por voluntad del Reichsführer de las SS, Auschwitz se convirtió en la mayor instalación de exterminio de seres humanos de todos los tiempos. Que fuera necesario o no ese exterminio en masa de los judíos, a mí no me correspondía ponerlo en tela de juicio, quedaba fuera de mis atribuciones. Si el mismísimo Führer había ordenado la solución final del problema judío, no correspondía a un nacionalsocialista de toda la vida como yo, y mucho menos a un Führer de las SS, ponerlo en duda"

Rudolf Höß
Al final de su proceso en Cracovia, Höß acogió la sentencia de muerte con aparente indiferencia el 2 de abril de 1947. Fue ahorcado en el antiguo Campo de Concentración de Auschwitz el 7 de abril de 1947.

Sus memorias escritas en prisión fueron publicadas en 1958 por el historiador Martin Broszat. Los textos, reunidos generalmente bajo el título de "Le Commandant d'Auschwitz parle" (en alemán "Kommandant in Auschwitz"), habrían sido redactados por Höß a lápiz, bajo la vigilancia de sus carceleros comunistas polacos, en la prisión de Cracovia en tanto esperaba ser procesado.

martes, 14 de abril de 2009

LOS NIÑOS EN AUSCHWITZ

A partir de 1942, los niños procedentes de todas las zonas ocupadas fueron deportados a Auschwitz. En general los niños pequeños eran asesinados inmediatamente por ser demasiado pequeños para trabajar. Si durante la selección, una madre llevaba a su hijo en brazos, los dos eran enviados a la cámara de gas, porque en estos casos se calificaba a la madre de no capacitada para trabajar. Si era la abuela la que llevaba al niño, era ella la asesinada junto al niño.


La madre - en caso de ser considerada capacitada para trabajar - era ingresada en el campo. Sólo en el campo de los gitanos y en el campo de familias de Theresienstadt, a las familias les estaba permitido permanecer juntas.



Aquellos niños (varones), a los que las SS perdonaban la vida, se convertían primero en aprendices de albañil en la construcción de los crematorios en Birkenau. Ya que la alimentación no era suficiente para realizar estos trabajos tan duros, sufrían de desnutrición. En 1943, concluidos los trabajos en Birkenau, los muchachos de la "escuela de albañilería" fueron trasladados a Auschwitz I donde fueron asesinados, junto a otros niños, inyectándoles fenol.

Algunos niños se encontraban de contínuo en el campo, en los bloques y en los comandos de trabajo, donde tenían que ejercer de peones. Algunos kapos alemanes abusaban de los muchachos para satisfacer sus instintos más perversos, agravados por su larga estancia en el campo.

En el campo estaba prohibido beber agua, puesto que estaba contaminada. Sin embargo los niños la bebían debido a la escasez de agua potable. Sus pequeños cuerpos débiles y demacrados estaban expuestos sin protección alguna a todas las enfermedades del campo. Muy a menudo, como consecuencia de la destrucción total del cuerpo por el hambre, ni siquiera se podía comprobar de qué enfermedad habían muerto.

La médica de los presos, Lucie Adelsberger, describe la vida de los niños de la siguiente manera:



"En realidad, el bloque de los niños en el campo de los gitanos era muy parecido a los bloques de los adultos. Sin embargo, la miseria de esos pequeños seres inocentes nos partía - si cabe más aún - el alma.


Los niños, al igual que los adultos, estaban en los huesos, sin músculos y sin grasa, y la piel fina y de pergamento, se desollaba en todas partes sobre los huesos duros del esqueleto, inflamándose y convirtiéndose en heridas ulcerosas. La sarna cubría por completo los cuerpos desnutridos extrayéndoles toda su energía. Las bocas estaban carcomidas por profundas úlceras de noma, que ahuecaban las mandíbulas y perforaban las mejillas como un cáncer. En muchos casos y debido al hambre, el organismo, que se iba descomponiendo, se llenaba de agua.

Se hinchaban hasta convertirse en una masa deforme, que no podía ni moverse. La diarrea, sufrida durante semanas, corrompía sus cuerpos indefensos, hasta que al final, debido a la pérdida contínua de sustancia, no quedaba nada de ellos." (Fuente: Langbein, Hermann: Menschen in Auschwitz.)
La situación era especialmente grave para las mujeres embarazadas. Al principio eran enviadas directamente a las cámaras de gas. Sin embargo también había partos clandestinos en el campo. En la mayoría de los casos las mujeres morían de septicemia. En cualquier caso, el recién nacido no tenía casi ninguna posibilidad de sobrevivir. Los médicos de las SS y sus ayudantes arrebataban el niño a la madre y lo asesinaban.



A partir de principios de 1943, a las mujeres embarazadas, registradas en el campo, se les permitía dar a luz. Sin embargo, los recién nacidos eran ahogados en un cubo lleno de agua por las ayudantes de las SS.

En el transcurso del año 1943, los recién nacidos de "desdendencia aria" ya no eran asesinados sino registrados en el registro del campo. Al igual que a los adultos les era tatuado un número. Puesto que su antebrazo izquierdo era demasiado pequeño, el número les era tatuado en el muslo o en las nalgas.

Debido a las condiciones de vida en el campo, los recién nacidos no tenían casi ninguna posibilidad de sobrevivir. Si un niño lograba sobrevivir las primeras seis a ocho semanas, la madre tenía que entregarlo a las SS. Si se negaba, los dos eran enviados a la cámara de gas.




Algunos niños, cuando eran rubios y de ojos azules, eran arrebatados a sus madres por las SS para "germanizarlos", mientras que a los niños judíos se les seguía tratando con una increible crueldad y finalmente se les asesinaba.

Las madres totalmente debilitadas por el hambre, el frío y las enfermedades, muy a menudo no podían ni siquiera evitar que las ratas mordieran, royeran o incluso se comieran a sus hijos.

Para los recién nacidos no había ni medicamentos, ni pañales, ni alimentación adicional.

MUJERES EN AUSCHWITZ

En marzo de 1942 se estableció en el campo central Auschwitz I la primera sección para mujeres, separándola del campo de hombres por un muro de ladrillos de dos metros de altura. Las primeras presas fueron 999 mujeres procedentes de Ravensbrück.


El 16 de agosto de 1942 el campo de mujeres en Auschwitz I fue desmantelado y las mujeres fueron traslaladas a Birkenau. Fue entonces cuando se llevó a cabo el primer exterminio en masa de presas. 4000 de las 12.000 internas acabaron gaseadas antes del traslado.



El primer campo de mujeres en Birkenau pronto se quedó pequeño, de forma que tuvo que ser ampliado aprovechando una parte del campo que hasta aquel momento había sido destinado a los hombres. En 1944 el campo de mujeres fue de nuevo ampliado con otras partes del campo de hombres.

En Birkenau sólo se encontraban internadas unas pocas presas políticas alemanas, de forma que el campo disponía de muy pocas "funcionarias". La mayoría de las funcionarias del campo eran prostitutas alemanas. También había unas pocas judías (p. ej. algunas judías eslovacas) que disfrutaban de un estatus especial. Se trataba de una minoría, ya que tanto los judíos como los gitanos y los eslavos eran catalogados de "Untermenschen" (= seres humanos inferiores) dentro de la estructura social de las SS, es decir para las SS no formaban parte de la sociedad humana.


El sufrimiento de las presas en los barracones abarrotados todavía era mayor, si cabe, que el de los hombres, no sólo por la falta de espacio sino también por las medidas e instalaciones sanitarias insuficientes, las infinitas revistas y los malos tratos perpetrados por el personal de guardia de las SS.

Muchas de las mujeres-guardias de las SS igualaban en crueldad y en dureza a sus colegas masculinos. Incluso competían por ser los/las más crueles en el trato con los presos. Especialmente temida era la jefa de vigilancia del campo de mujeres, Maria Mandel, que también tomaba parte en las selecciones.



Las mujeres física y psíquicamente se derrumbaban antes que los hombres, convirtiéndose por ello también antes en un "musulmán". La media de esperanza de vida de las mujeres en el campo era en un 50% inferior a la de los hombres.




Sólo la esperanza de vida de aquellas mujeres que formaban parte de los "buenos comandos de trabajo" era superior (p. ej. en la cocina, en la sastrería, de asistenta en la familia del comandante, de escribiente en la sección política, etc.) Todas las demás presas tenían que realizar - al igual que los hombres - los trabajos más penosos.

Las mujeres también estaban obligadas a prestarse a experimentos pseudomédicos. Destacaban especialmente por su crueldad los médicos Dr. Schumann (esterilización con rayos X), Dr. Clauberg (esterilización con preparados químicos, inseminación artificial de las mujeres, castración de los hombres) y DDr. Mengele (experimentación con gemelos, investigación racial en gitanos y enanos).

supervivientes del campo de AUSCHWITZ

Un millar de supervivientes recuerda el horror del campo de Auschwitz 60 años después
Prisioneros supervivientes y dignatarios de más de cuarenta países, entre ellos de las antiguas víctimas, como Israel, Rusia y Polonia, y de los que fueron carceleros y verdugos, como el presidente de la actual República Federal Alemana, se dieron cita en el antiguo campo de exterminio nazi.
La liberación de Auschwitz, hace 60 años, fue conmemorada ayer en el antiguo campo de concentración nazi, en una ceremonia en la que representantes políticos y supervivientes recordaron la tragedia pasada, aludieron a los peligros actuales y apelaron a aprender para el futuro.

El acto, impresionante de solemnidad, empezó y acabó de la misma manera, con el silbido simbólico de un tren que llega, como llegaban de toda Europa los trenes que traían a nuevos presos, en su mayoría judíos, a este campo en el que las cámaras de gas y los hornos crematorios funcionaban con más eficacia que en cualquier otro.

Un millar de supervivientes, alguno luciendo con orgullo el brazalete con el número que le dieron en el campo y el símbolo de la categoría de preso a la que pertenecían, -judíos, polacos, rusos, gitanos- siguieron la ceremonia de tres horas al aire libre pese al intenso frío y la nieve.

Junto a ellos, dignatarios de cuarenta países, empezando por el presidente ruso, Vladimir Putin, representante de los libertadores del Ejército Rojo; el presidente de la República de Israel, Moshe Katzav, representante del pueblo más perseguido, y el presidente federal alemán, Horst Koehler, en representación de los antiguos opresores.

Putin y Katzav fueron, junto con el presidente de Polonia, Alexander Kwasniewski, en cuyo país está emplazado Auschwitz, los encargados de pronunciar los discursos por parte de los dirigentes.

Por las víctimas hablaron dos antiguos presos ilustres, el polaco Wladislaw Bartoszewski, ex miembro de la resistencia y de la disidencia anticomunista entre cuyo méritos está haber iniciado la reconciliación con Alemania, la ex ministra francesa Simone Veil y el líder de la comunidad gitana alemana, Romani Rose.

El nuncio apostólico, Josef Kowalcyk, leyó un mensaje del Papa Juan Pablo II, quien advirtió contra aquellos que siguen atentando contra la dignidad humana, sobre todo quienes «invocan la religión para justificar la opresión y el terrorismo».

Rose habló en alemán, el idioma de los carceleros, y lo hizo entre otras cosas para celebrar la presencia de Koehler y que se haya reconocido a los gitanos su condición de pueblo perseguido.

Bartoszewski y Veil firmaron en nombre de los presos una Carta Internacional para la Fundación de un Centro de Educación sobre Auschwitz y el Holocausto, en el que se espera mantener vivo el recuerdo de lo ocurrido cuando ya no vivan testigos.

«Hay que asumir un nuevo compromiso en esta Europa que ha superado sus viejos demonios» y seguir alerta ante posibles rebrotes de «locura humana», enfatizó Simone Veil.





Simone Veil, ex prisionera judía en Auschwitz y ex ministra de Cultura francesa, junto al presidente Chirac. Afp

El campo de AUSCHWITZ




El campo de concentración de Auschwitz, situado a unos 60 kilómetros al oeste de Cracovia, Polonia, está ubicado en un paisaje de foresta y pantanos. La S.S., o Schutz-Staffel (elite de la Gestapo) escogieron un antiguo cuartel de la monarquía austro-húngara para situar allí el primero de los campos de Auschwitz, debido a la situación favorable de las vías de comunicación.

El complejo comprendía un territorio de 40 kms2, del que también formaba parte un coto vedado muy extenso. Bajo el mando del primer comandante, Rudolf Höss, se empezó a construir en mayo de 1940 el campo, que más tarde se conocería como Auschwitz I, o campo central. Esta primera ampliación estaba proyectada para 7,000 presos y comprendía 28 edificios de ladrillo de dos plantas, así como otros edificios adyacentes de madera. Por término medio, el número de presos ascendía a 18,000. Dos alambradas de espino con corriente de alta tensión cercaban la totalidad de la superficie. En un letrero sobre la puerta de entrada al campo se podía leer, en señal de desprecio y sarcasmo, el lema “EL TRABAJO TE HARÁ LIBRE” (ver foto arriba).

Allí toda crueldad e infamia, toda bestialidad y aberración, toda atrocidad y todos los horrores, se habían dado cita para transformar el lugar en un verdadero infierno. Continuas muertes por enfermedades y por inanición, frío, fatigas agotadoras, escorbuto, disentería, traumas e infecciones. El pelotón de fusilamiento acribillaba a docenas a la vez contra un paredón forrado de caucho, para atenuar el ruido del disparo. En la plaza de armas, cinco personas subían a la banqueta. El verdugo les colocaba el lazo al cuello. Con una patada a la banqueta quedaban las víctimas suspendidas.
Auschwitz se había hecho famoso por la instalación de la primera cámara de gas, la cual comenzó a operar el día 15 de agosto de 1940. Lo que más se temía no eran las balas, ni las horcas, ni las cámaras de gas, sino los sótanos de la muerte, o “Bunkers”, por la lenta agonía, y el martirio enloquecedor del hambre y de la sed.

Por orden de Heinrich Himmler se empezó a construir el campo de Auschwitz II - Birkenau, en octubre de 1941. Éste -mucho más extenso que el campo central- comprendía 250 barracones de madera y de piedra. El número más elevado de presos en Birkenau ascendió en 1943 a aproximadamente 100,000 personas. Birkenau desde un principio estaba pensado como campo de exterminio. Allí también se encontraba “la rampa”, junto a la linea del tren, en la que se llevaba a cabo la selección de los recién llegados tan pronto como bajaban de los vagones en que venían apretujados como ganado.

En Birkenau se encontraban los Crematorios II al V (terminados entre el 22 de marzo y el 25 de junio de 1943), cada uno de ellos equipado con una cámara de gas, y donde, según los informes de las S.S., podían ser quemados 4,756 cadáveres diarios.

Es en este segundo Campo de Concentración en el que es asesinada Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), judía conversa al catolicismo y consagrada como religiosa carmelita descalza. En la revuelta del 7 de octubre de 1944, algunos presos volaron la cámara de gas del Crematorio IV. En noviembre de 1944 las S.S. desmanteló las instalaciones de exterminio, destruyendo los crematorios.

Auschwitz es la personificación de las atrocidades del siglo XX. Representa el lugar en donde se llevó a cabo un genocidio planificado y organizado hasta los más mínimos detalles. Las víctimas no fueron enterradas, sino calcinadas. Sus cenizas fueron esparcidas sobre los campos colindantes.
Nuestros recursos lingüísticos no alcanzan a describir todas las crueldades a las que fueron sometidos tantos inocentes: hombres, mujeres y niños, en este lugar de horror. No sólo fueron asesinados brutalmente, sino que miles de ellos murieron de hambre, y muchos fueron obligados a trabajos forzados bajo condiciones infrahumanas, hasta morir de agotamiento.

Lo que hoy en día queda del Campo y sus instalaciones sólo logra transmitirnos ínfimamente el sufrimiento de cientos de miles de personas. Hoy en día nadie que jamás haya estado en un Campo de Concentración podría creer y menos aún comprender las crueldades cometidas por los nazis en Auschwitz.

Las Cámaras de Gas
El método más eficiente en el exterminio de seres humanos fue la muerte por gaseamiento. La S.S. se sirvió del ácido cianhídrico “Zyklon B”, el cual, en un espacio herméticamente cerrado, se evaporaba a la temperatura del cuerpo, provocando en muy poco tiempo la muerte por asfixia.

Los primeros intentos de gaseamiento tuvieron lugar en septiembre de 1941, en las celdas de arresto del bloque 11, en el campo principal de Auschwitz. Más tarde, el depósito de cadáveres junto al Crematorio I se utilizó como cámara de gas. Debido al rendimiento limitado del Crematorio I y a la imposibilidad de mantenerlo totalmente en secreto, la S.S. se trasladó en 1942 a Birkenau, donde transformaron dos granjas situadas en un bosque en cámaras de gas. Los cadáveres eran transportados en ferrocarriles de vía estrecha a las fosas, que se encontraban a unos cuantos cientos de metros. Allí eran soterrados; sin embargo en otoño de 1942, los cadáveres fueron desenterrados y quemados.

Dado que esas instalaciones provisionales tampoco eran suficientes, se empezaron a construir en julio de 1942, las cuatro grandes "fábricas de la muerte" que fueron puestas en funcionamiento entre marzo y junio de 1943. Los propios presos fueron obligados a construir esos lugares de exterminio.

Técnicamente era posible quemar diariamente en los crematorios a 4,756 cadáveres, sin embargo, sólo se trataba de una cifra teórica, en la que también se incluía el tiempo necesario para el mantenimiento y la limpieza de los hornos. De hecho, en los Crematorios II y III fueron quemados hasta 5,000 cadáveres; en los Crematorios IV y V hasta 3,000 cadáveres a diario. Cuando se sobrepasaba la capacidad de los crematorios, los cadáveres eran quemados en hogueras al aire libre. En el verano de 1944, durante la deportación de los judíos húngaros, la S.S. volvió a poner en funcionamiento el búnker II. En aquella época era posible asesinar y quemar hasta 24,000 personas a diario. Las cenizas de los muertos servían de abono para los campos, para el drenaje de pantanos, o simplemente eran vertidas en los ríos o estanques de las cercanías. Mujeres en Auschwitz

En marzo de 1942, se estableció en el campo central Auschwitz I la primera sección para mujeres, separándola del campo de hombres por un muro de ladrillos de dos metros de altura. Las primeras presas fueron 999 mujeres procedentes de Ravensbrück.

El 16 de agosto de 1942, el campo de mujeres en Auschwitz I fue desmantelado y las mujeres fueron trasladadas a Birkenau. Fue entonces cuando se llevó a cabo el primer exterminio en masa de presas: 4,000 de las 12,000 internas fueron gaseadas antes del traslado.

En Birkenau sólo se encontraban internadas unas pocas presas políticas alemanas, de forma que el campo disponía de muy pocas “funcionarias”. La mayoría de las funcionarias del campo eran prostitutas alemanas. También había unas pocas judías (p. ej. algunas judías eslovacas) que disfrutaban de un estatus especial. Se trataba de una minoría, ya que tanto los judíos como los gitanos y los eslavos eran catalogados de "Untermenschen" (seres humanos inferiores) dentro de la estructura social de la S.S.; es decir, para la S.S. no formaban parte de la sociedad humana.
El sufrimiento de las presas en los barracones abarrotados todavía era mayor, si cabe, que el de los hombres. No sólo por la falta de espacio, sino también por las medidas e instalaciones sanitarias insuficientes, los constantes registros, y los malos tratos perpetrados por el personal de guardia de la S.S.

Muchas de las mujeres-guardias de la S.S. igualaban en crueldad y en dureza a sus colegas masculinos. Incluso competían por ser los/las más crueles en el trato con los presos. Especialmente temida era la jefa de vigilancia del campo de mujeres, María Mandel, que también tomaba parte en las selecciones.

Las mujeres física y psíquicamente se derrumbaban antes que los hombres, convirtiéndose por ello también antes en un “musulmán” (así llamaba la S.S. a los prisioneros que tenían un aspecto sumamente demacrado y ya no podían realizar trabajos duros). La media de esperanza de vida de las mujeres en el campo era en un 50% inferior a la de los hombres.

Sólo la esperanza de vida de aquellas mujeres que formaban parte de los "buenos comandos de trabajo" era superior (p. ej. en la cocina, en la sastrería, de asistenta en la familia del comandante, de escritora en la sección política, etc.) Todas las demás presas tenían que realizar, al igual que los hombres, los trabajos más penosos.

Las mujeres también estaban obligadas a prestarse a experimentos pseudomédicos. Destacaban especialmente por su crueldad los médicos Dr. Schumann (esterilización con rayos X), Dr. Clauberg (esterilización con preparados químicos, inseminación artificial de las mujeres, castración de los hombres) y Dr. Mengele (experimentación con gemelos, investigación racial en gitanos y enanos).
Musulmanes

A aquellas personas más abatidas y derrumbadas por la vida en el campo se las llamaba “musulmanes”. El musulmán era un ser humano abatido, derrumbado por la vida en el campo, una víctima del exterminio paso a paso. Se trataba de un preso que sólo recibía la comida del campo sin tener la posibilidad de “procurar” nada, y que perecía en el transcurso de unas pocas semanas. El hambre crónica generaba un debilitamiento físico general. Sufría una pérdida de musculatura, y sus funciones vitales se reducían al mínimo existencial. El pulso se alteraba, la presión arterial y la temperatura disminuían, temblaba de frío. La respiración era más lenta, la voz se debilitaba, cada movimiento significaba un gran esfuerzo.

Cuando se sumaba la diarrea provocada por el hambre, el decaimiento se producía aún más rápidamente. Los gestos se volvían nerviosos y descoordinados. Cuando permanecía sentado, el tronco se tambaleaba con movimientos incontrolados; a la hora de caminar ya no era capaz de levantar las piernas.

El “musulmán” ya no era dueño de su propio cuerpo. Le salían edemas y úlceras, estaba sucio y olía mal. El aspecto físico de un musulmán se describía de éste modo: Extremadamente delgado, la mirada apagada, la expresión indiferente y triste, los ojos profundamente hundidos, el color de la piel gris pálido; la piel se iba haciendo transparente y seca, como de papel, y terminaba pelándose. El pelo se volvía duro y tieso, sin brillo, y se partía con facilidad. La cabeza parecía aún más alargada al sobresalir los pómulos y las órbitas de los ojos. También las actividades mentales y las emociones sufrían un retroceso radical. El preso perdía la memoria y su capacidad de concentración. Todo su ser se concentraba en una sola meta -su alimentación. Las alucinaciones provocadas por el hambre disimulaban el hambre atormentadora. Sólo registraba lo que se le ponía directamente delante de los ojos y sólo oía cuando le gritaban. Se resignaba sin resistencia alguna a los golpes. En la última fase, el preso ya ni siquiera sentía ni hambre ni dolores. El “musulmán” moría en la miseria, cuando ya no aguantaba más. Personificaba la muerte en masa, la muerte por inanición, el asesinato psíquico y el abandono, un muerto ya en vida.

Los niños en Auschwitz
A partir de 1942, los niños procedentes de todas las zonas ocupadas fueron deportados a Auschwitz. En general los niños pequeños eran asesinados inmediatamente por ser demasiado pequeños para trabajar. Si durante la selección, una madre llevaba a su hijo en brazos, los dos eran enviados a la cámara de gas, porque en estos casos se calificaba a la madre de no capacitada para trabajar. Si era la abuela la que llevaba al niño, era ella la asesinada junto al niño.

La madre, -en caso de ser considerada capacitada para trabajar- era ingresada en el campo. Sólo en el campo de los gitanos y en el campo de familias de Theresienstadt, a las familias les estaba permitido permanecer juntas.

Los niños varones, a los que la S.S. perdonaban la vida, se convertían primero en aprendices de albañil en la construcción de los crematorios en Birkenau. Ya que la alimentación no era suficiente para realizar estos trabajos tan duros, sufrían de desnutrición. En 1943, concluidos los trabajos en Birkenau, los muchachos de la “escuela de albañilería” fueron trasladados a Auschwitz I, donde fueron asesinados, junto a otros niños, inyectándoles fenol. Algunos niños se encontraban de continuo en el campo, en los bloques y en los comandos de trabajo, donde tenían que ejercer de peones. Algunos kapos alemanes abusaban de los muchachos para satisfacer sus instintos más perversos, agravados por su larga estancia en el campo.

En el campo estaba prohibido beber agua, puesto que estaba contaminada. Sin embargo los niños la bebían debido a la escasez de agua potable. Sus pequeños cuerpos débiles y demacrados estaban expuestos sin protección alguna a todas las enfermedades del campo. Muy a menudo, como consecuencia de la destrucción total del cuerpo por el hambre, ni siquiera se podía comprobar de qué enfermedad habían muerto.

Los niños, al igual que los adultos, estaban en los huesos, sin músculos y sin grasa, y la piel fina y de pergamento, se desollaba en todas partes sobre los huesos duros del esqueleto, inflamándose y convirtiéndose en heridas ulcerosas. La sarna cubría por completo sus cuerpos desnutridos, extrayéndoles toda su energía. Las bocas estaban carcomidas por profundas úlceras de noma, que ahuecaban las mandíbulas y perforaban las mejillas como un cáncer. En muchos casos y debido al hambre, el organismo, que se iba descomponiendo, se llenaba de agua. Se hinchaban hasta convertirse en una masa deforme, que no podía ni moverse. La diarrea, sufrida durante semanas, corrompía sus cuerpos indefensos, hasta que al final, debido a la pérdida continua de sustancia, no quedaba nada de ellos.

La situación era especialmente grave para las mujeres embarazadas. Al principio eran enviadas directamente a las cámaras de gas. Sin embargo, también había partos clandestinos en el campo. En la mayoría de los casos las mujeres morían de septicemia. En cualquier caso, el recién nacido no tenía casi ninguna posibilidad de sobrevivir. Los médicos de la S.S. y sus ayudantes le arrebataban el niño a la madre, y lo asesinaban.

A principios de 1943, a las mujeres embarazadas registradas en el campo, se les permitía dar a luz. Sin embargo, los recién nacidos eran ahogados en un cubo lleno de agua por las ayudantes de la S.S. En el transcurso del año 1943, los recién nacidos de “descendencia aria” ya no eran asesinados, sino registrados en el registro del campo. Al igual que a los adultos les era tatuado un número. Puesto que su antebrazo izquierdo era demasiado pequeño, el número les era tatuado en el muslo o en el trasero. Debido a las condiciones de vida en el campo, los recién nacidos no tenían casi ninguna posibilidad de sobrevivir. Si un niño lograba sobrevivir las primeras seis a ocho semanas, la madre tenía que entregarlo a la S.S. Si se negaba, los dos eran enviados a la cámara de gas.

Algunos niños, cuando eran rubios y de ojos azules, eran arrebatados a sus madres por las S.S. para “germanizarlos”, mientras que a los niños judíos se les seguía tratando con una increíble crueldad y finalmente se les asesinaba. Las madres totalmente debilitadas por el hambre, el frío y las enfermedades, muy a menudo no podían ni siquiera evitar que las ratas mordieran, royeran o incluso se comieran a sus hijos. Para los recién nacidos no había ni medicamentos, ni pañales, ni alimentación adicional.

El Asesinato Por Inyección Letal
Los presos temían el ingreso en la enfermería, puesto que tenían que contar con “la inyección letal”, incluso cuando sólo sufrían “una enfermedad leve”. “La inyección letal” significaba ser asesinado con una inyección de fenol de 10 ccm, inyectada directamente en el corazón. Las víctimas morían en el acto. Con ese método de asesinato se empezó en agosto de 1941. Las inyecciones de fenol en la mayoría de los casos las administraban los sanitarios Josef Klehr y Herbert Scherpe, así como los presos iniciados Alfred Stössel y Mieczyslaw Panszcyk. Los presos, al igual que los niños seleccionados para la inyección letal, tenían que presentarse en el bloque 20 del campo central. Allí se les llamaba de uno en uno y se les mandaba sentarse en una silla del ambulatorio. Dos presos sujetaban las manos de las víctimas, un tercero les vendaba los ojos. Acto seguido, Klehr introducía la aguja en el corazón y vaciaba la jeringuilla. Así morían entre 30 y 60 personas a diario.

El Campo de los Judíos Húngaros
Hasta la entrada de las tropas alemanas en Hungría y la reconstitución del gobierno el 19 de marzo de 1944, el gobierno húngaro se había negado a deportar a la población judía a los campos de concentración. El nuevo gobierno con su jefe pro-alemán Sztojay, aceptó las exigencias alemanas, concentrando a los judíos en ghettos y campos transitorios para después deportarlos a Auschwitz-Birkenau. Preparativos a gran escala precedieron a los dos primeros transportes, que salieron el 29 de abril de 1944 de Kistarcsa (1,800 judíos), y el 30 de abril de 1944 de Topolya (2,000 judíos). Tras una interrupción de dos semanas empezó, el 15 de mayo de 1944, la fase principal de las deportaciones. Hasta el 9 de julio de 1944, un total de 437,402 judíos fueron deportados desde Hungría a Auschwitz.

Debido a la fuerte presión por parte de los países neutrales y del Vaticano, el regente Horthy prohibió seguir con las deportaciones. En aquél momento, Alemania no quería que se agravase el conflicto con Hungría, por lo cual renunció a tomar medidas decisivas. Sin embargo, en agosto de 1944, varios centenares de judíos húngaros fueron transportados a Auschwitz desde el campo para presos políticos en Kistarcsa.

Para estar preparados antes de la llegada de los dos primeros transportes, se realizaron las siguientes mejoras: los crematorios fueron reformados, los hornos crematorios reforzados con chamota (arcilla refractaria), y las chimeneas con bandas de hierro. Detrás de los crematorios fueron excavadas fosas muy amplias. Un mayor número de presos fue asignado a los comandos de limpieza, así como a los comandos especiales. A pesar de ello, estos dos comandos no daban a basto -eran demasiados los judíos que llegaban con sus correspondientes pertenencias.

Los judíos húngaros tardaban aproximadamente cuatro días en llegar al campo. Los vagones estaban tan abarrotados que no podían respirar. No se les daba de beber, y muchos de ellos morían por asfixia o de sed. Especialmente los niños pequeños, los ancianos y los enfermos, morían debido a estas circunstancias durante el transporte.

Al tratarse de transportes tan numerosos, la S.S. seleccionaba a muchos judíos para enviarlos primero al campo, y después a la cámara de gas. Sin embargo, el número de los cadáveres gaseados era tan elevado que los crematorios no tenían suficiente capacidad para esas masas. Los cadáveres se iban amontonando, de forma que terminaron apilándolos en hogueras dentro de unas fosas previamente excavadas, donde eran quemados. Para acelerar este proceso, fueron excavadas zanjas alrededor de las hogueras, en las que escurría la grasa de los cadáveres. Esa grasa se vertía sobre los montones de cadáveres, para que ardieran mejor y más rápidamente. Los hombres más sádicos de la S.S. se divertían arrojando en vida a niños pequeños o ancianas a la grasa hirviente o al fuego.

Para calmar a los parientes de los deportados y también al resto de la población húngara que se había percatado del hecho de que un gran número de personas de repente había desaparecido, los húngaros recién llegados tenían que enviarles una postal con el siguiente texto: “Estoy bien.” Como remitente había de figurar el campo de trabajo de Waldsee, que sólo existía en la imaginación de la Gestapo. También aquellos que eran enviados directamente del tren a la cámara de gas, recibían postales en las cabinas de los crematorios con la orden de escribir a casa.

La Enfermería
La enfermería no se diferenciaba en nada de los restantes barracones. Las camas estaban atiborradas de piojos y los colchones de paja empapados de excrementos humanos. Los presos que sufrían de disentería se encontraban en los camastros de arriba, su deposición líquida acababa cayendo sobre los enfermos de los camastros de abajo. A menudo los enfermos tenían que compartir cama con los moribundos o los muertos.

No había ni asistencia médica ni medicamentos. Durante mucho tiempo a los médicos presos les estuvo prohibido trabajar en la enfermería. No existían ni aseos, ni agua, ni jabón, ni toallas. La comida era la misma para los presos enfermos que para los presos sanos.

El 28 de julio de 1941, tuvo lugar la primera selección en la enfermería. Los presos fueron sometidos a un “tratamiento especial”, bajo el cual se entendía el asesinato en las cámaras de gas. Tomaba lugar cada dos o tres semanas, o cada semana en que la enfermería estaba llena. Cada vez que se daba parte de ello, se daba la orden de organizar un transporte para someterlos al “tratamiento especial”. La S.S. determinaba el número de presos que debían ser gaseados.

Amor en medio del odio
En mayo de 1941, San Maximiliano Kolbe fue arrestado por la Gestapo en Niepokalanow, la ciudad de la Inmaculada, y llevado a Auschwitz, la ciudad del odio y de la muerte, en el intento de los alemanes de exterminar a todos los líderes de Polonia. El padre Kolbe recibió golpizas y fue víctima de grandes crueldades por el simple hecho de ser sacerdote católico. A estos los hacían trabajar aun más duro que a los civiles, y los oficiales de la S.S. se gozaban en la mas mínima oportunidad para proporcionarles golpizas inhumanas. Si alguno intentaba ayudarlos, castigaban al sacerdote aumentándole el peso del trabajo o los golpeaban hasta perder el conocimiento.

San Maximiliano fue una luz un medio de tanta oscuridad. Hay muchos testimonios de aquellos que a través de su ejemplo y palabras lograron mantener la fe en medio de tanta desesperación y muerte. Un sobreviviente del campo de concentración explicó: “La vida en el Campo era inhumana. Uno no podía confiar en nadie porque habían espías aún entre los prisioneros. Todos éramos egoístas de corazón. Con tanto hombre asesinado alrededor, la esperanza era que otro fuera asesinado y uno sobrevivir... los instintos animales se elevaban por el hambre”. Esta fue la realidad que compartió San Maximiliano con ellos, trayendo paz al corazón de los más atribulados, consuelo a los afligidos, fortaleza a los débiles, la gracia de Dios a través del sacramento de la Misericordia, la oración y el sacrificio; y como buen Maestro de almas, vivió hasta el extremo lo que no se cansó de predicarles a sus frailes: “No se olviden nunca de amar”.

TESTIMONIOS DE QUIENES CONVIVIERON CON
SAN MAXIMILIANO KOLBE
EN EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN AUSCHWITZ

Sigmund Gorson, judío sobreviviente de Auschwitz, lo llamó “un príncipe entre los hombres”:
“Yo nací en una familia preciosa donde el amor abundaba. Toda mi familia, padres hermanas y abuelos fueron asesinados en el Campo de Concentración, solo yo sobreviví. Para mi fue durísimo encontrarme solo en el mundo, en una situación de terror e infierno como se vivía en Auschwitz, y profundamente solo a la edad de trece años. Los jóvenes de mi edad perdíamos pronto la esperanza de sobrevivir y muchos se tiraban a los alambres eléctricos para suicidarse. Yo no perdía la esperanza de encontrar en esa masa inmensa de personas, a alguien que hubiera conocido a mis padres, un amigo o vecino, para no sentirme tan solo.

Es así como el padre Kolbe me encontró, por decirlo así, en busca de alguien con quien yo pudiese hacer contacto. El fue como un ángel para mi. Como una mamá gallina acoge a sus polluelos, así me tomó entre sus brazos. Me limpiaba las lágrimas. Yo creo más en la existencia de Dios desde aquél entonces. A partir de la muerte de mis padres yo me preguntaba, ¿dónde está Dios?, y había perdido la fe. El padre Kolbe me devolvió la fe.

El padre sabía que yo era un joven judío, pero su amor nos abarcaba a todos. Él nos daba mucho amor. Ser caritativo en tiempos de paz es fácil, pero serlo, como lo era el padre Kolbe en ese lugar de horror, era heroico.

Yo no solamente amé muchísimo al padre Kolbe en el Campo de Concentración, sino que lo amaré hasta el último momento de mi vida”.

Mieczyslaus Koscielniak relata como San Maximiliano había intentado crear en Niepokalanow una escuela de santos, y lo mismo intentó hacer en medio de los horrores de Auschwitz:
“San Maximiliano nos animaba a perseverar con fortaleza, “no se dejen quebrantar moralmente” -nos decía, prometiéndonos que la justicia de Dios existía y que eventualmente los Nazis serían derrotados. Escuchándolo a él, se nos olvidaba el hambre y la degradación a la que eramos sujetos constantemente.

Un día San Maximiliano me pidió un favor. “Nuestra vida aquí es muy insegura”, me dijo, “uno por uno estamos siendo llevados al crematorio, tal vez yo también vaya, pero para mientras, ¿me podrías hacer un favor? ¿me podrías hacer un dibujo de Jesús y María a quienes les tengo gran devoción?”. Se los dibujé del tamaño de una estampilla de correo, y las llevaba en una bolsa secreta que tenía en la correa.

Arriesgando su propia vida o al menos una buena paliza, nos reunió en secreto casi todos los días entre los meses de junio y julio para instruirnos. Sus palabras significaban mucho para nosotros, pues nos hablaba con gran fe sobre los santos que se celebraban cada día, y lo que ellos tuvieron que sufrir. Nos hablaba con gran ardor sobre los mártires que se habían sacrificado totalmente por la causa de Dios, y en Pentecostés nos exhortó a perseverar y a no perder el ánimo, puesto que aunque no todos sobreviviríamos, todos sí triunfaríamos”.

Henry Sienkiewicz era un joven que dormía al lado de San Maximiliano cuando estos llegaron al Campo. “Nunca dejé pasar un día en el que no viera a mi amigo. El Padre se ganaba todos los corazones”.

“Viviendo día a día de la mano de Dios como lo hacía el Padre Kolbe, tenía un atractivo que era como un magneto espiritual. El nos llevaba a Dios y a la Virgen María. No cesaba de decirnos que Dios era bueno y misericordioso. El hubiera deseado convertir a todos en el Campo, incluyendo a los Nazis. Él no solo oraba por su conversión, sino que nos exhortaba a nosotros a que oráramos por su conversión también.

Una mañana en que me iba a hacer trabajo duro, antes de partir se me acercó el Padre y me dio un cuarto de su ración de pan. Me di cuenta de que había sido golpeado brutalmente, y que estaba exhausto, y por ello no quería recibírselo. Además, no recibiría nada más hasta la noche. El Padre me abrazó y me dijo: “Debes tomarlo. Tu vas a hacer trabajo fuerte y tienes hambre”.

Si yo fui capaz de salir con vida, mantener la fe y no desesperar, se lo debo al Padre Kolbe. Cuando estuve cerca de la desesperación y a punto de tirarme en los alambres eléctricos, él me dio fortaleza y me dijo que saldría con vida. “Sólo apóyate en la intercesión de la Madre de Dios”. Él infundió en mi una fe fuerte y una esperanza viva, especialmente en su protección Materna.”


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El Papa en Auschwitz y otros escritos sobre judaísmo
Reunidos en un volumen de la Librería Editora Vaticana
16 julio 2006 (ZENIT.org).

¿Qué dijo Benedicto XVI en Auschwitz y qué comentó después de su viaje? Estos textos, junto a otros comentarios sobre el judaísmo, se reunen ya en un pequeño volumen de la Librería Editorial Vaticana (LEV): «Svégliati! Non dimenticare la tua creatura, l’uomo» (¡Despierta! No olvides a tu criatura, el hombre).

El volumen comienza con las palabras que Benedicto XVI pronunció el 31 de mayo en la Plaza de San Pedro.

Decía: «Ante el horror de Auschwitz no hay otra respuesta que la cruz de Cristo: el Amor que desciende hasta el fondo del abismo del mal, para salvar al hombre en la raíz, donde su libertad puede rebelarse contra Dios».

El libro consta de una introducción del biblista Gianfranco Ravasi sobre «Las fuentes del desierto» y después se ofrece el discurso íntegro del Santo Padre en el campo de concentración nazi de Auschwitz.

En la sección documental se ha añadido el mensaje de Juan Pablo II por los 60 años de la liberación de los prisioneros del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, así como un escrito del entonces cardenal Josehp Ratzinger titulado «La herencia de Abraham, regalo de Navidad».

«Nosotros Recordamos. Una reflexión sobre la Shoah» también se puede leer en este volumen, que finaliza con la homilía de Juan Pablo II en el campo de concentración de Brzezinka y con el texto de la declaración conciliar «Nostra Aetate» sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas.

En sólo 80 páginas se plasma el interés de los dos últimos Papas por los judíos.

Como subraya el teólogo Ravasi en la introducción, «el llamamiento de los dos Papas peregrinos a Auschwitz implica a las conciencias de la humanidad entera para que vuelvan a la paz».

LA SOLUCION FINAL

La Solución final, también conocida como Solución final al problema judío (Endlösung der Judenfrage, en alemán), es el nombre del plan de la Alemania nazi para ejecutar el genocidio sistemático de la población judía europea durante la Segunda Guerra Mundial. Su puesta en práctica, conocida posteriormente como Holocausto o shoah, supuso la deportación sistemática y exterminio posterior de toda persona clasificada como étnicamente judía, con independencia de su religión. El término fue acuñado por Adolf Eichmann,[1] un funcionario nazi que supervisó en primera instancia la campaña, a la que antes se denominaba reinstalación.

En septiembre de 1919 Hitler escribió su primer documento político. En él señaló que la «cuestión judía» debía ser resuelta a través de la remoción total de los judíos de Europa, que debía ser llevada a cabo no de forma emocional, mediante pogromos o métodos similares, sino en base a una eficiente planificación. Para Hitler, «el tema judío era la cuestión esencial del nazismo».[2]

La persecución y segregación de los judíos fueron realizadas en varias etapas.[3] Después de que los nazis llegaran al poder a través del "Putsch de Röhm" , en el verano de 1934, el racismo impuesto por el estado acabó en legislación antisemita, con las "Leyes de Núremberg" aprobadas el 15 de septiembre de 1935 negando la ciudadanía del Reich a los judíos, y con la ley para la protección de la sangre, prohibiendo todo matrimonio mixto entre judíos y alemanes;[4] viéndose poco a poco despojados de todos sus derechos como ciudadanos.[5] Boicots, “arianización”, y los pogromos del 9 de noviembre de 1938, conocidos como la “Noche de los cristales rotos“ (Kristallnacht), cuando, 30.000 judíos fueron deportados en masa[4] a los campos de concentración de Sachsenhausen, Buchenwald y Dachau.[5]

Con la política del terror se pretendía acelerar el proceso de emigración de los judíos. Con estos acontecimientos se encaminaban a aislar sistemáticamente a los judíos del resto de la sociedad alemana para posteriormente forzarlos a salir de Alemania.[4]

Seguidamente de la invasión alemana a Polonia en 1939 (el inicio de la Segunda Guerra Mundial), la política antisemita perpetró un detallado plan para concentrar y posteriormente aniquilar a los judíos en Europa.[3] Primero crearon guetos en el Gobierno General (un territorio en Polonia central y oriental en la cual los alemanes crearon un gobierno alemán) y el Warthegau (un área de Polonia occidental anexado a Alemania). Los judíos de Polonia y de Europa occidental fueron deportados a esos guetos.

Después de la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941, los Einsatzgruppen empezaron operaciones de matanza dirigidas a comunidades enteras de judíos.[3] Esta fue la primera vez que se utilizó el exterminio masivo y organizado como un método para resolver la cuestión judía.[2]

Las SS pronto organizaron los métodos de los equipos móviles - predominantemente fusilamientos o camiones de gas, llamados “camiones-fantasma”,[5] usados ya en 1940 para exterminar a los enfermos mentales de determinados hospitales psiquiátricos. Pero los consideraron como ineficientes y psicológicamente difíciles para los ejecutantes.

ORIGEN DE LA SVASTICA

Mucho se ha escrito en términos históricos de la terrible figura de Adolfo Hitler, líder del tercer Reich. Sin embargo, la parte formalmente histórica, la que nos habla de hechos, fechas y nos ofrece un relato meramente descriptivo de lo que ocurrió cuando el nazismo era tema de relevancia mundial no es suficiente. ¿Acaso la primera pregunta que salta a la vista y que posee un significado ocultista no es precisamente el origen del emblema que fue el símbolo del nazismo? La, en muchos textos, llamada infame Svastika, fue y sigue siendo un símbolo temido y aborrecido por muchos a lo largo y ancho del globo... y así debería ser. El primer pensamiento que la persona común tiene cuando ve una svástica es NAZIS. Sin embargo, el símbolo de la svastica se remota a antigüos... muy antigüos tiempos. Y en el camino al descubrimiento del origen de la svastica(swastica, svastika) veremos que su significado y poder místico y mágico fueron las razones por las cuáles los nazis la adoptaron como emblema de su partido y de la ideología expansionista y razista que predicaban. Dejar claro en este punto, que la svástica de los nazis, la svástica sinistrógira, representa al éxito súbito seguido de la destrucción, mientras que la svástica dextrógira, es decir la svástica en sentido inverso, atrae a la espiritualidad y la iluminación interior. ESTO NO ES UNA APOLOGÍA DE LA SVÁSTICA SINISTRÓGIRA.



La svástica, temida y repudiada por el mundo occidental, tiene amplios significados, muy diferentes al que nos pudieramos imaginar. Comenzando por la distinción entre svástica dextrógira (que gira a la derecha) y la svástica sinistrógira (que gira a la izquierda). Aunque no hay que cometer el error de abrazar la svástica sinistrógira.

Para los enemigos del régimen nazi, la svástica se convirtió en el símbolo del mal y para las víctimas, en el símbolo del terror.

Fotos y Carteles nazis



La propaganda nazi

La crisis del liberalismo y el comienzo de la Primera Guerra Mundial, permitieron a Elie Halévy hablar del advenimiento de una era de los tiranos.
Tres años después, en 1917, el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia sentaba las bases de un Estado totalitario socialista. Para ello había sido preciso, no sólo el legado de Marx y la capacidad organizadora de Lenin, sino, además, la aplicación sistemática y coordinada de técnicas psicológicas a los medios de expresión, con el objeto de guiar la actitud y el comportamiento de las masas: había nacido la propaganda moderna.
Mientras, en la guerra europea, se aplicaba con éxito la "nueva arma". El dominio anglosajón en el terreno de la información fue decisivo a la hora de medir los resultados. Lo que quedó como "la organización del entusiasmo", produjo la destrucción psicológica del adversario y mantuvo a salvo la propia fe en el triunfo. Se imponía, así, la razón británica sobre la moral "destructora" de las potencias centrales.
Ambos ejemplos -leninista y británico- pasaron a la historia como modelos de propaganda totalitaria y de guerra respectivamente; no es, pues, extraño que quien aspiraba a tener el poder total y estaba dispuesto a saldar pasados agravios con una nueva guerra, debía conocer profundamente las técnicas propagandísticas más eficaces.
Adolf Hitler había mostrado un gran interés por la propaganda y admiraba los modelos citados. En su obra Mein Kampf declara su entusiasmo por la propaganda de guerra aliada frente a la alemana, "deficiente en la forma, psicológicamente errada en su carácter". Igual que las organizaciones de izquierda, en cuyas manos la propaganda era un instrumento que "dominaban y empleaban con maestría".
Toda la vida de Hitler fue un esfuerzo constante por superar esos modelos; por imponerse, por convencer a los demás. Sabía que los ejércitos solos no eran suficientes y pretendió movilizar al "gran ejército de la Opinión Pública".
Los primeros años, los de la lucha por el poder y la conquista del Estado, fueron los más difíciles. Entre 1920 y 1933 el partido nacionalsocialista, de ser un grupo de fanáticos descontentos, se convirtió en la primera fuerza política de Alemania, con 17 millones de votos. Durante esos trece años, la "propaganda -dijo Goebbels- fue nuestra arma más afilada": la svástica; el Volkischer Beobachter; las S. A.; el asalto de Munich; Mein Kampf, el doctor Goebbels; tumultos, desfiles, arengas inflamadas, banderas, eslóganes, carteles: violencia. "La propaganda nazi -se dijo- era una obsesión, una tiranía".
Tras las elecciones de 1928, en las que el NSDAP obtiene ochocientos mil votos y doce diputados, Goebbels pasa a dirigir toda la propaganda del partido. El milagro no se hace esperar; en 1930 se consiguen seis millones y medio de votos, que suponen 107 representantes en el Reichstag.
"Este partido -escribiría Carlos Radek-, que carece de historia, ha surgido como un islote que emergiera de golpe en plena mar por el efecto de las fuerzas volcánicas".
"Hitler será presidente", rezaba un famoso eslogan antes de que el mariscal Von Hindenburg fuese reelegido jefe de Estado en abril de 1932 y frenara, momentáneamente, las aspiraciones del Führer.
"Hitler será presidente igual", declaraba otro lema no menos popular surgido tras las elecciones.
La agitación y el exceso habían llegado a su punto más alto. Todos los días se celebraban centenares de mítines: en Berlín, veinte o treinta a la vez. Hitler y Goebbels intervenían en varios de ellos cada noche. El Führer recorría Alemania en avión como muestra de su omnipotencia. Goebbels constantemente hablaba por la radio o los altavoces.
Las paredes se llenaban de carteles y el suelo de hojas volantes. Las concentraciones de miles de seguidores eran normales. Además, entre 1930 y 1932, el número de publicaciones sostenidas por el movimiento nacionalsocialista pasó de seis a 121, con una tirada global de más de un millón de ejemplares.
El 31 de julio de 1932, el partido duplica los votos y consigue 230 diputados. Lo que se definió como la conquista del Estado por la "conquista de los espíritus y de las almas", era una realidad.
El 30 de enero de 1933, Adolfo Hitler, apoyado ya en 17 millones de votos, era nombrado Canciller del Reich. Una nueva y trascendental etapa comenzaba para la historia del nazismo: la de su consolidación y conservación.
El ideal de Estado totalitario requería la centralización del aparato propagandístico y la eliminación del adversario. Se comenzó por lo segundo.
Por un decreto de 4 de febrero, la policía podía secuestrar o destruir todo impreso considerado peligroso para el orden público. Así, hasta el 28 de febrero, en que con el pretexto del incendio del Reichstag desapareció la libertad de prensa, fueron suprimidos 71 periódicos socialistas y 60 comunistas, y se encarceló a sus responsables.
En los tres años siguientes, desaparecerán más de siete mil publicaciones de todo tipo. Tan sólo el Frankfurter Zeitung gozó de una relativa libertad y siguió publicándose hasta 1941, aun cuando desde abril de 1939 era propiedad privada de Hitler por regalo de cumpleaños de su editor, Max Amann.

miércoles, 1 de abril de 2009

La Muerte de Mussolini

Benito Mussolini nació el 29 de julio de 1883 en Dovia di Predappio, una aldea de la Romaña italiana, hijo de un herrero anarquista revolucionario llamado Alessandro Mussolini y de Rosa Maltoni, una maestra de escuela. Aunque se convertiría en uno de los grandes oradores del siglo XX, empezó muy tarde a hablar, por lo que sus padres llegaron a pensar que sería mudo. Resultó ser un niño conflictivo, que se metía con frecuencia en problemas con los compañeros, siendo expulsado a los once años del internado de los Padres Salesianos en Faenza, por arrojar un tintero a uno de los Padres y agredir a un compañero. Lo enviaron a la escuela Giosué Carducci, de donde de nuevo se le expulsó por herir a otro muchacho.

En el año 1900 ingresó en el Partido Socialista Italiano (PSI) y al año siguiente obtuvo el título de maestro de escuela. En 1902 se refugió en Suiza para evitar realizar el servicio militar. Trabajando como peón de albañil, carnicero y chico de recados, aprendió alemán e inglés, que años más tarde le resultarían de gran utilidad en sus conversaciones directas con Hitler y con Chamberlain. En 1904 se decretó en Italia una ley de amnistía contra los desertores, regresando a su patria y prestando el servicio militar en Verona en el cuerpo de los bersaglieri, donde actuó con gran disciplina.


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Del matrimonio Mussolini-Guidi nacieron cinco hijos

En 1909 conoció a Rachele Guidi, con la que acabó conviviendo maritalmente, y no sería su esposa hasta 1917. Fruto de esta unión nacieron cinco hijos: Edda (1910), Vittorio (septiembre 1916), Bruno (octubre 1918), Romano (1927) y Anna María (1928).

La bellísima hija mayor Edda, de carácter enérgico y rebelde, se casó con el conde Galeazzo Ciano, que llegó a ser el delfín político del Duce. Vittorio, después de múltiples aventuras, logró salir de Génova con rumbo a la Argentina. Escribió un libro cuyo título original era “Mussolini: Due donne nella tempesta”. (Arnoldo Mondadori Editore, Milán 1961) y cuya traducción al español se tituló “Mussolini: Mujeres trágicas en su vida”. Ediciones Grijalbo, Barcelona 1974). Bruno moría el 7 de agosto de 1941 en la II Guerra Mundial, pilotando un avión de combate. Anteriormente había luchado como voluntario en el bando Nacional en la Guerra Civil Española, en la que tomó parte en veintisiete combates aéreos. En la actualidad el único hijo vivo del Duce es Romano, de profesión pianista de jazz y que tiene 78 años. Cuando fusilaron a su padre contaba con 18 años de edad. Anna María falleció a causa de una cruel enfermedad en 1968, cuando sólo contaba 40 años.


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Expulsado del diario “Avanti!” y del Partido Socialista
Benito Mussolini fue arrestado y encarcelado por oponerse a la guerra entre Italia y Libia (1911-1912). Posteriormente fue nombrado director del periódico oficial del Partido Socialista “Avanti!”, desde donde se erigió en portavoz de los trabajadores. Al estallar la I Guerra Mundial (1914) al principio se mostró contrario a la intervención de Italia en la guerra, pero hacia octubre de 1914 cambió su posición neutralista, para pasar a reclamar apoyo a los aliados en la contienda. Este viraje ideológico le costó la expulsión del diario y del Partido Socialista.

En noviembre de 1914 Mussolini fundó en Milán el diario “Il Popolo d’Italia”. En agosto de 1915 partió como voluntario al frente de combate como simple soldado, demostrando gran valor y arrojo, hasta que en febrero de 1917 cayó gravemente herido, permaneciendo cuatro meses internado. Terminada la guerra, Italia fue tratada como una potencia vencida, lo que proporcionó una creciente desocupación y una economía quebrada.


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Funda los grupos “Fasci de Combattimento”
Mussolini aprovechó esta mala coyuntura para fundar en Milán los grupos llamados “Fasci di Combattimento”, movimiento de carácter nacionalista, antiliberal y antisocialista. Tomó su nombre de las ‘fasces’, el antiguo símbolo de la disciplina romana. En 1921 formó el ‘Partido Nacional Facista’. En un mismo grupo unió a la nueva clase burguesa de la posguerra con los grandes industriales, los excombatientes, los trabajadores, los agricultores y el ejército. Reconocía el sufragio universal, defendía el liberalismo económico, la privatización de las industrias estatales y la libertad de cultos.

El 25 de mayo de 1922 organizó su ‘marcha sobre Roma’. El diario “El Corriere della Sera” saludó la llegada del fascismo al poder como una garantía contra el peligro socialista, afirmando el resto de periódicos que el gobierno de Mussolini representaba el único camino para restablecer el orden que todos los italianos pedían. Un día después de la ‘marcha’ de las milicias de las ‘Camisas Negras’, el rey Víctor Manuel III invitó a Mussolini a formar gobierno.
Desde el poder Mussolini dictó leyes sociales muy importantes que aún hoy siguen vigentes, tales como la jornada laboral de ocho horas, la pensión por ancianidad, la jubilación, el derecho a una justa retribución, la protección de los niños, etc. Por primera vez los ciudadanos se sentían protegidos por el Estado y orgullosos de ser italianos. Así pues, se mantuvo el sistema capitalista y se incrementaron los servicios sociales, pero se abolieron los sindicatos independientes y el derecho a la huelga.


En pocos años se realizaron grandes obras públicas, creación de nuevas industrias, construcción de autopistas, mejoras ferroviarias, etc. que cambiaron la fisonomía de Italia. En 1929 se firmaron los Pactos de Letrán con el Vaticano, acabando de esa forma con el conflicto que había enfrentado a la Iglesia y el Estado italiano desde 1870.

En los años treinta era un país moderno y próspero, con un sistema político que muchos países del mundo trataban de imitar. Tanto es así, que grandes personajes de la época elogiaban con entusiasmo a Mussolini. Churchill dijo de él que era el estadista más importante de aquellos años. Gandhi afirmó que era el nuevo Mazzini de Europa. Hitler lo admiró toda su vida y llegó a decir que era el estadista más grande que había tenido la humanidad en los últimos mil años. Roosevelt lo citaba como modelo de conductor político. Como pasa con los avatares del tiempo y de las circunstancias, después de 1945 la historiografía borró de un plumazo estos elogios, pero para un juicio justo y sereno, estas laudatorias manifestaciones se conservan en las hemerotecas y en los documentos de la época.

Después de la muerte de su hermano Arnaldo, que había sido su mejor consejero político y con el que mantenía una excelente relación, Mussolini cometió muchos errores. Se quedó solo y rodeado de una corte de genuflexos que adulaban todas sus decisiones por más erradas que fueran. Más tarde se confió en su yerno, el conde Galeazzo Ciano, hombre muy superficial e incapaz de resolver los problemas más nimios.

En 1935 Mussolini invadió Etiopía (Abisinia) haciéndose con la aclamación de casi todos los sectores de la sociedad italiana. En 1936 envió tropas en apoyo de Franco durante la Guerra Civil Española (1936-1939) si bien sufrió contratiempos como en Guadalajara.


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Segunda Guerra Mundial

Se alió con la Alemania gobernada por el nacionalsocialismo mediante la formación del Eje Roma-Berlín que culminó con el Pacto de Acero entre ambos estados (1939) y en ese mismo año invadió Albania. Al estallar la II Guerra Mundial, decidió mantenerse al margen, pero cambió de actitud cuando los alemanes invadieron Francia en junio de 1940.

Italia luchó contra los británicos en África, invadió Grecia y se unió a los germanos en el reparto de Yugoslavia, la invasión de la Unión Soviética y la declaración de guerra a los Estados Unidos.


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El Rey Víctor Manuel III destituye a Mussolini
En 1943, en medio de las derrotas militares y mientras los aliados desembarcan en Sicilia, el Gran Consejo Fascista, que hasta entonces se había limitado a avalar las decisiones de Mussolini, lo destituyó el 25 de julio de 1943, para quedar bien ante los ojos del enemigo. El Rey Víctor Manuel III, eterno admirador del Duce, para salvar su propio pellejo depuso a Mussolini ordenando su arresto. A las doce del 25 de julio, la radio comunicaba a la población: “Su Majestad el Rey-Emperador Víctor Manuel ha aceptado la dimisión de los cargos de Jefe del Gobierno y Secretario de Estado de Su Excelencia el ‘Cavaliere’ Benito Mussolini, y ha nombrado Jefe del Gobierno y Secretario de Estado al ‘Cavaliere’ Mariscal de Italia Pietro Badoglio”
Entonces Badoglio, se preocupó en hacer un armisticio con los aliados y así el 3 de septiembre de 1943 llegó a un acuerdo y el día 8, rompiendo su palabra de honor, declaró la guerra a Alemania, hasta entonces su aliado. Badoglio fue el tercer hipócrita de esta historia, y junto al Rey abandonó la capital para dirigirse hacia Brindisi, dominado por los aliados, dejando Roma a manos de los alemanes. Ya había dicho Napoleón que: “ no se podía confiar en los italianos, porque Italia nunca terminaba una guerra del mismo lado en que la empezó”.Después de entrevistarse con el Rey, Mussolini fue detenido en ‘Villa Savoia’. El 28 de julio fue llevado a la isla de Ponza y, más tarde, el 6 de agosto, a la isla de La Madalena, para finalmente trasladarlo al Gran Sasso, una estación de invierno en las alturas de los Abruzzos, adonde sólo se podía llegar a través de un funicular. Lo alojaron en el hotel “Campo Imperatore” bajo la vigilancia de doscientos cincuenta ‘carabinieris’. El 12 de septiembre de 1943, la audaz hazaña del coronel alemán de las SS, Otto Skorzeny, consiguiendo hacer aterrizar a 90 hombres en planeadores y rescatando al Duce. Con él voló en un ‘Fieseler-Storch’ a Pratica di Mare, donde les esperaba un Heinkel He-111 para llevarlos a Viena y de allí a Munich. Por esta acción, Otto Skorzeny recibió la Cruz de Caballero para su Cruz de Hierro y fue ascendido a ‘Sturmbannführer’. Tras una conversación con Hitler, éste le nombró jefe de la República Social Italiana, fugaz régimen radicado en Saló y que sólo subsistió por la protección alemana. Los italianos del norte le siguieron siendo fieles, pero se desató una guerra civil entre los partisanos y los fascistas, A todo esto, en Italia reina un gran caos, con las tropas italianas que no saben a quien servir, si a Badoglio, a Mussolini o a los alemanes. El 13 de marzo de 1945 Mussolini envió a su hijo Vittorio a entregar al cardenal Schuster, arzobispo de Milán, una carta solicitando algunas garantías para la población civil en el caso de que los alemanes evacuaran Italia, y las fuerzas fascistas tomaran posiciones en los Alpes. El cardenal Alfredo Ildefonso Schuster creyó que el gesto era perfectamente inútil, pero transmitió el mensaje a los aliados por medio del nuncio apostólico de Berna. En cuanto el mensaje llegó al cuartel general instalado en Casera, los aliados respondieron considerándolo no recibido, como si los alemanes hubieran aceptado ya la capitulación.


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[N.del A.] El cardenal de Milán, Alfredo Ildefonso Schuster, benedictino, nació el 18 de enero de 1880 en Roma y falleció, con fama de santidad, en Venegono (Varese) el 30 de agosto de 1954. El Papa Pío XII, para sustituir al cardenal Schuster, nombró a monseñor Giovanni Battista Montini como cardenal de Milán. A la muerte del Papa Juan XXIII, el 21 de junio de 1963, fue elegido Papa el cardenal Montini, que tomó el nombre de Pablo VI. El 12 de mayo de 1996, el Papa Juan Pablo II beatificó al cardenal Schuster, en una ceremonia que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro de Roma. El proceso de beatificación había comenzado en 1957.

La rotunda negativa de Winston Churchill a cualquier propuesta que no contemplara la muerte del Duce, alimentó durante los años de posguerra el manejo de varias hipótesis. La sincera amistad que existió entre Churchill y Mussolini durante más de veinte años, quedó plasmada a través de una cuantiosa correspondencia que mantuvieron los dos estadistas. Cada vez que Churchill visitaba Italia, el Duce lo invitaba a su casa en la Villa Torlonia. Esta entrañable amistad siguió aún después del ingreso de Italia en la guerra al lado de los alemanes en 1940. Ello llevó a alimentar variadas e incluso disparatadas leyendas, con respecto al papel que jugó Mussolini durante la guerra, con sus grandes desaciertos estratégicos cometidos en todos los frentes de batalla, lo que hizo sospechar en algún plan secreto entre italianos e ingleses con el fin de perjudicar a Hitler. Fracasos en África del Norte, inoportuno ataque a Grecia y, que gracias a la intervención germana, pudieron paliaron el desastre. Los alemanes por su intervención en los Balcanes tuvieron que retrasar el ataque a Rusia en cinco semanas, que fueron decisivas ante la proximidad del letal invierno ruso. Los despropósitos italianos fueron de tal magnitud que los propios alemanes pronto prefirieron combatir solos, antes que con los contingentes italianos.

Otra incógnita es el porqué del empeño de Churchill en la eliminación de su amigo. Si no había nada que ocultar, resulta cuanto menos extraño el que no brindase a Mussolini la posibilidad de un juicio, siquiera fuese circense como el de Nüremberg.

Durante sus últimos días el Duce no se separaba nunca de una cartera de cuero, que a su juicio, contenía documentos importantísimos, que podían cambiar de forma radical la visión de los hechos ocurridos durante la contienda. Pudo ser una artimaña de Mussolini, pero lo cierto es que esa cartera desapareció después del asesinato del Duce. Curiosamente, unos días después de acabar la guerra, el líder británico se tomó unas ‘vacaciones’ en Italia, precisamente en el lago de Como, donde Mussolini vivió sus últimos días...

El 25 de abril de 1945, Mussolini acudió al palacio del cardenal Schuster para reunirse con representantes del movimiento partisano Comité de Liberación Nacional. Las propuestas que recibió Mussolini fueron terminantes: rendición incondicional, exigiendo la concentración de todos los fascistas en el triángulo Milán-Como-Lecco, donde entregarían las armas. Después se emprendería acción legal contra algunas personas, al resto se les garantizaría inmunidad en calidad de prisioneros de guerra.

El Duce se retiró del arzobispado de Milán con la promesa de volver tras meditar la propuesta, pero ante la evidencia de que los partisanos iban a fusilarlo, decidió huir a las cercanías del lago de Como, ya que su vida no estaba segura en Milán. El secretario del Partido Socialista, Alessandro Pertini, había ido a buscarle al palacio del cardenal, afirmando que bastarían un par de días para establecer un tribunal popular y ejecutarle en juicio sumarísimo.


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[N. del A.] Alessandro Pertini (los italianos lo llamaron cariñosamente como Sandro), nació en Stella de San Giovanni, en la provincia de Savona, el 25 de septiembre de 1896. Licenciado en Leyes y Ciencias Políticas y Sociales. Sufrió varias condenas por sus actividades antifascistas. Ingresó en el Partido Socialista. Se exilió a Francia, donde conoció a Blasco Ibáñez y a Miguel de Unamuno. Creó una emisora de radio que utilizó para lanzar mensajes en contra del fascismo. Dirigió y condujo la lucha partisana. Conoció a una militante partisana, Carla Voltolina, con la que se casó.

Fue uno de los que ordenó la muerte del Duce, teniendo gran influencia y responsabilidad en el fusilamiento de Mussolini. Había hecho la siguiente declaración: “Mussolini ha de morir como un perro sarnoso”.

El 9 de julio de 1978 fue elegido Presidente de la República. Una de las primeras actuaciones fue combatir la corrupción de su propio partido.

El 11 de julio de 1982 asistió al estadio Santiago Bernabeu para ver el encuentro de la final de fútbol de la Copa Mundial de la FIFA (‘España 1982’) entre los mejores equipos del torneo: Italia y Alemania Federal. Ganaron los italianos por 3 a 1, y aún se recuerda los saltos y abrazos que Sandro Pertini propinó a S.M. Juan Carlos I, cuando la ‘squadra azzurra’ marcaba los goles...

Murió en Roma el 24 de febrero de 1990.

Por la noche del 25, las fuerzas fascistas acaban de disolverse, quedando sólo de la República Social Italiana, una columna de automóviles que huye hacia el Norte. Este mismo día se rebelan contra el Duce las ciudades más importantes del Norte y los ejércitos aliados triunfadores, se lanzan sobre la llanura del Po, sin tropezar con ninguna clase de resistencia.

A las ocho de la mañana del día 26, salió del patio de la Prefectura el convoy de vehículos, llevando a varios Camisas Negras y ministros del Gobierno Republicano y seguido de dos camiones con hombres de la SS bajo el mando del teniente Birzer. En la ciudad de Como, el Duce detuvo el convoy, manifestando que allí se les unirían los tres mil fascistas leales que Pavolini le había prometido, pero que, como había confesado al cardenal Schuster, no esperaba recibir en realidad. Nada más llegar a Como, Mussolini le escribió una carta a su esposa Rachele, en la que le decía: “Mi querida Rachele: He llegado a la última fase de mi vida, a la última página de mi libro. Puede ser que no nos veamos nunca más. Yo te pido perdón por todo el mal que te he hecho, sin quererlo. Tú sabes que tenemos que marchar a la Valtellina”. También le instaba a cruzar la frontera Suiza con sus hijos.

N. del A.] El valle de Valtellina, a pocos kilómetros de Milán, está ubicado en la provincia de Lombardia. Es una importante región vinícola y limítrofe con Suiza.

En espera del retrasado Pavolini y de los hombres que hubiera podido reunir, se instaló en el Hostal Miravalle, en donde por la radio se enteró de un decreto según el cual “los miembros del Gobierno Fascista y los jefes del fascismo, culpables de haber suprimido las garantías constitucionales, destruido las libertades del pueblo, instaurado el régimen fascista, comprometido y traicionado la suerte de la nación y arrastrado a Italia a la presente catástrofe, serán condenados a la pena de muerte...”


Por fin llegó Alessandro Pavolini, en un coche blindado con ¡doce hombres!...

El 26 de abril, a las tres de la madrugada, después de esta angustiosa y vana espera, el Duce decide ponerse en marcha hacia la cercana frontera suiza. La columna recorre la carretera sobre la ribera occidental del lago de Como hasta Menaggio.

Alessandro Pavolini fue una de las figuras más representativas del Fascismo. Escritor y hombre de cultura, estuvo al frente de la cartera de Cultura Popular y dirigió “Il Messaggero”, publicación editada en Roma. Después de fusilado, moribundo, levantó el brazo derecho en el último saludo romano, gritando: “¡Volveremos”!

Amanece el 27 de abril, cuando se le acerca a Mussolini el teniente alemán Birzer, el cual le propone incorporarle a una unidad antiaérea de la SS compuesta por unos doscientos hombres, que se van a retirar hacia el Norte camino de Innsbruck. El Duce se pone al volante de un potente “Alfa Romeo” junto a Clara Petacci y su hermano Marcello.

Mussolini pregunta a un montañés si había partisanos por aquella zona, y al recibir contestación afirmativa, decide abandonar el coche para pasar al blindado de Pavolini. Al poco rato, el convoy es detenido por ráfagas de ametralladora de la 52 Brigada “Luigi Clerici Garibaldi” compuesta por partisanos comunistas, los cuales comunican que permiten pasar a los alemanes y sus vehículos, pero no a ningún italiano. De esa forma siguen las consignas del Comité de Liberación Nacional, que ha prometido la pena de muerte a todos los fascistas causantes de la gran catástrofe que sufre Italia.


Vuelve a intervenir el teniente Birzer sugiriendo al Duce que se ponga un abrigo y un casco alemán, subiendo luego en la cabina del conductor. Una vez puesta la comitiva en marcha, al llegar a Dongo todos los camiones son cuidadosamente registrados. Uno de los partisanos llamado Giuseppe Negri, desenmascara a Mussolini, quitándole unas gafas negras que se había colocado el Duce.

Negri avisa a su jefe de las ‘guerrillas’, Urbano Lázaro, que incrédulo se acercó al vehículo, descubriendo que, en efecto, era Mussolini. Deciden sacar al prisionero de Dongo, por si alguien intentara rescatarle, conduciéndolo al cuartel de policía fronterizo de Germasino.

En Dongo, el conde Pier Luigi Bellini della Stelle, jefe de los partisanos encuentra a Clara Petacci en el Ayuntamiento y ante la súplica de ella de querer morir con el Duce, el conde le jura que no tiene intención de matarlo, y que lo que piensa es entregarlo a las autoridades.

En una reunión mantenida entre miembros del Comité de Liberación Nacional y representantes del Cuerpo de Voluntarios de la Liberación celebrada en Milán se decidió que Mussolini sufriera una muerte violenta.

Walter Audisio, apodado “Coronel Valerio”, comunista que había combatido en la guerra civil española al lado de las Brigadas Internacionales, se le mandó a Dongo para asegurarse de que el Duce no sería entregado a las autoridades.

De Germasino, Mussolini fue trasladado a una pequeña alquería cerca de Bonzanigo, donde el conde Bellini permitió que Clara Petacci se le uniese.

Hacia las cuatro de la tarde del día 28 de abril de 1945, el “coronel Valerio” irrumpió en la alcoba, anunciando que les ‘venía a rescatarles’... Los empujó por las escaleras y los metió en la parte trasera de un coche, colocándose él frente a ambos, apuntándoles, mientras dos de sus compañeros se instalaron de pie en el estribo.

El vehículo, por orden de ‘Valerio’, se detuvo en la entrada de “Villa Belmonte”. Según relato del propio Walter Audisio, los hechos se sucedieron así: “Mandé a Mussolini que se colocase contra la pared. Se dirigió hacia el lugar sin comprender nada, y cuando se volvió le leí la sentencia...

“Por orden del Alto Mando del Cuerpo de Voluntarios de la Libertad, tengo la misión de hacer justicia al pueblo italiano...”

Éramos un pequeño grupo reunidos en aquel recodo de la carretera: Mussolini, Clara Petacci, Guido, el comisario de los partisanos y yo. Eran las cuatro de la tarde.

“-¡Mussolini no debe morir! ¡Mussolini no debe morir!” gritó la Petacci, convulsa, al borde de la histeria...

“Levanté la ametralladora para disparar...” “-¡Quítese de ahí o recibirá también! Le grité a la Petacci...” “Se apartó dando tropezones. Apunté y apreté el gatillo. El arma no disparó. Clara Petacci corrió de nuevo hacia Mussolini y lo abrazó”. “Arrojé la metralleta y empuñé el revólver. Clara Petacci corría de un lado para otro presa de pánico...” “-¡Quítese de en medio! le dije apuntando con el revólver, pero el arma tampoco funcionó... “Llamé al comisario y le tomé la metralleta. Apunté una vez más y alcanzaron a Mussolini cinco balas. Cayó de bruces, contra el muro. Disparé de nuevo. Una bala alcanzó a la Petacci y la mató en el acto. Tres balas más alcanzaron a Mussolini, pero aún respiraba. Me acerqué y le disparé al corazón. Por fin estaba muerto...”

A pesar de estas declaraciones del comunista Walter Audisio, después de 60 años, no se sabe aún cómo fue exactamente la escena con la que acabó la vida de Benito Mussolini. Según el historiador inglés Denis Mack Smith, “el único hecho cierto es que el 28 de abril de 1945, Mussolini, que había cumplido sesenta y un años, fue fusilado a toda prisa por partisanos comunistas, antes de que los americanos, ya a pocas horas de distancia, pudiesen alcanzarlo”.

Aquel mismo día fueron fusilados contra el paredón de la plaza principal de Dongo, frente al lago de Como, quince personajes, entre ellos Alessandro Pavolini, Paolo Zerbino, Incola Bombacci, Luigi Gatti, secretario personal de Mussolini, y varios ministros. Éstos quince cadáveres, además de los de Mussolini y Clara Petacci, el de Marcello Petacci, cuatro cuerpos no identificados y Starace, ex secretario del partido, fueron transportados en un camión a la plaza Loreto de Milán, donde en el techo de una gasolinera fueron colgados por los pies, como piezas de carnicería, y expuestos al público para que se ensañaran con ellos.

Años más tarde, a los cincuenta años de tan bochornoso, vergonzoso e inhumano comportamiento del populacho, salió la filmación de los cuerpos de Mussolini y de Clara Petacci, que realizó el teniente norteamericano Tamber, al día siguiente de la salvajada, en la estación central de Milán, apareciendo completamente deformados después de haber sido pisoteadas sus caras por los energúmenos partisanos y la rabia de la plebe. La RAI se decidió emitir dichas escalofriantes imágenes.

El cadáver del Duce fue desmembrado y enterrado en secreto en el cementerio de Musocco en Milán, de donde sería robado al año siguiente por unos neofascistas, que lo entregaron a los padres franciscanos del convento Angelicum de Pavía. En 1957 le fue confiado a Donna Rachele, que al recibir los despojos del que había sido su marido, exclamó: “El que después de vencer, se venga... ¡Es indigno de la victoria!

A continuación se procedió a enterrarlo en Predappio, su lugar de nacimiento.


El libro “...Y Mussolini creó el fascismo” de Néstor Luján y Luis Bettonica, en la última página se puede leer lo siguiente:

“Sean cuales fueren sus faltas, la muerte de Mussolini nos llena de piedad, y la de Claretta, compañera hasta el final, de admiración. Y aquella plebe de Milán nos llena de horror en su macabra alegría. Sean cuales fueran las faltas humanas, repetimos, fue un asesinato. Y nadie puede merecer en su entierro seres de tan baja calidad como aquellos milaneses del Piazzale Loretto.