Al Gore se une a una empresa especializada en tecnología verde.
Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos y conocido activista en la lucha contra el cambio climático, se unirá a la firma de capital-riesgo Kleiner Perkins Caufield & Byers, especializada en inversiones en tecnología ecológica.
Gore, quien ha ganado este año el Nobel de la Paz y el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2007, donará el cien por cien de su salario, que no ha sido revelado, a la fundación Alianza por la Protección del Clima, que él mismo preside.
Como miembro del Congreso de Estados Unidos durante 25 años, Gore popularizó el concepto "superautopista de la información" y fue un medio para proveer de fondos a lo que más tarde se convertiría en internet. En la década de 1990, sus críticos lo ridiculizaban por sugerir que merecía crédito como "padre de la internet". Desde que dejó el Gobierno, Gore ha jugado un rol activo asesorando a compañías de Silicon Valley y tiene asientos en los directorios del fabricante de computadoras Apple Inc y de la empresa de búsquedas por internet Google Inc.
Por su parte, Kleiner Perkins ha prestado apoyo financiero a conocidas empresas tecnológicas como Sun Microsystems, Compaq Computer, Amazon.com y Google y en los últimos años se ha convertido en una de las principales inversores en energías alternativas. Aunque sus principales inversiones se han centrado en empresas del californiano Silicon Valley, la compañía ha extendido recientemente sus operaciones a China. Se espera que Gore, que ya se siente en consejos de administración de grupos como Apple y Google, se convierta en un socio activo.
Cumbre del cambio climático en Valencia
La 27ª reunión del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) reúne en Valencia desde hoy hasta el sábado a 17 a 450 delegados de más de 130 países que intentarán aprobar las conclusiones del Cuarto Informe de Evaluación (conocido como AR4). Este informe se refiere tanto a las bases científicas del cambio climático como a los impactos ambientales que este tendrá y a las medidas que habrá que tomar para mitigarlos.La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, inaugurará la reunión hoy en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia.La reunión del IPCC, organismo que obtuvo el pasado 12 de octubre el Premio Nobel de la Paz junto al ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, ha sido diseñada para aprobar el Informe de Síntesis del AR4, un documento de consenso mundial sobre las bases científicas del cambio climático y dar paso a las acciones políticas tras el Protocolo de Kioto.
Captura CO2 y sigue emitiendo
Centrales eléctricas alimentadas por combustibles fósiles en las que se captura más del 80% del dióxido de carbono (CO2) emitido. Redes de ceoductos que llevan el gas, convertido en fluido, a yacimientos agotados de petróleo, donde se almacena durante miles de años. Incluso, producción de hidrógeno, la energía del futuro, a escala industrial. En suma, el mundo podrá seguir devorando sus reservas de gas, crudo y carbón y ralentizar el cambio climático. Esta idea, alumbrada por EE UU y las petroleras, es un reto para los científicos con el que se relamen las empresas más contaminantes. Y que gana adeptos entre los protagonistas de la lucha contra el calentamiento.El giro más notable es el de la Unión Europea, que encabeza las iniciativas internacionales para reducir las emisiones de CO2. Con la reválida de Kioto cada vez más cerca (un recorte del 8% de las emisiones europeas en 2012 respecto al nivel de 1990), la UE abandera un objetivo más ambicioso, que recoge las recomendaciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), de la ONU: rebajar en un 50% las emisiones globales antes de 2050. Y para alcanzarlo, ha dado más cancha a las tecnologías de captura y secuestro de CO
2 en su propia estrategia.
"En los dos últimos años, la Comisión Europea ha pisado el acelerador", corrobora José Ángel Azuara, director de Ciudad de la Energía (Ciden), la fundación en la que el Gobierno español concentró hace año y medio sus iniciativas sobre técnicas de captura del dióxido de carbono. El cambio de rumbo de la UE se escenificó en marzo, en su Consejo de Primavera, cuando se marcó como meta lograr antes de 2020 aplicaciones comerciales de captura de CO2 para cualquier planta eléctrica que se alimente con combustibles fósiles.
Y la nueva travesía acaba de recibir el impulso definitivo. Hace apenas un mes, la plataforma que reúne a la Comisión Europea, la industria, centros de investigación y alguna asociación conservacionista dio en París el banderazo de salida a una competición singular: un concurso continental para elegir una docena de proyectos emblemáticos en los que se demostraría, antes de 2015, la aplicación de tecnologías de captura y secuestro de CO2 en plantas de generación eléctrica de 400 megavatios, las más habituales en el mercado.
"Hay varias técnicas que se utilizan desde hace décadas en distintos procesos industriales, la clave está en mejorar la eficiencia", asegura Juan Carlos Abanades, el único científico español que participó en el informe especial del panel de expertos de la ONU sobre la captura y secuestro de CO2.
Las petroleras, que durante años negaron los efectos perjudiciales de sus emisiones, defienden de forma unánime la captación de CO2 como argumento para subirse sobre la marcha a la lucha contra el calentamiento global. Parten con ventaja. Desde hace décadas, los gigantes norteamericanos inyectan en varios yacimientos dióxido de carbono, transportado desde plantas de procesamiento de gas, para facilitar la extracción de crudo de sustratos poco accesibles.
Hasta la estadounidense Exxon, que aceptó hace apenas un año la hipótesis de la influencia humana en el calentamiento global tras haber financiado varias investigaciones para desacreditarla, utiliza esta técnica. Las petroleras europeas, más convencidas de las nuevas líneas de negocio, protagonizan los proyectos más ambiciosos. Desde 1996, la noruega Statoil separa dióxido de carbono del gas natural que extrae en Sleipner, una plataforma anclada en el Mar del Norte, y lo inyecta en un sustrato salino a más de mil metros de profundidad bajo el fondo marino. Y tiene en cartera otros tres proyectos, dos con soluciones integradas en centrales eléctricas.
La británica BP impulsa otras tres iniciativas en Australia, California (EE UU) y Escocia para transformar antes de 2012 combustibles fósiles en hidrógeno y almacenar el CO
2 en formaciones geológicas profundas. Y la angloholandesa Shell y la francesa Total también tienen varios proyectos en marcha.
La captura y secuestro de C02, junto a los biocombustibles, han formando parte desde el principio de la receta del Gobierno de EE UU ante el cambio climático. Son alternativas bien vistas por poderosos lobbys empresariales (petroleras, eléctricas, productores de maíz), que permiten rebajar las emisiones sin cerrar el grifo de los combustibles fósiles. Las técnicas de captura de CO2 son especialmente bienvenidas en la explotación del carbón, el más abundante y más contaminante: en EE UU, un tercio de las emisiones corresponden a las centrales eléctricas que se nutren de este combustible.
La aceptación de que la economía del carbón vuelve con fuerza ha ampliado el espacio de entendimiento entre Europa y EE UU, que se comprometió en junio a negociar objetivos de recortes obligatorios en las emisiones para cuando el tratado de Kioto caduque. "Parece claro que los países emergentes no van a renunciar al carbón, en China se abre una planta de carbón cada cinco días, las tecnologías que reduzcan el impacto ambiental de esas plantas van a ser cruciales para rebajar las emisiones globales", defiende el secretario general para el Cambio Climático, Arturo Gonzalo Aizpiri. Según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía, China e India concentran la mitad del 50% de incremento previsto en la demanda energética hasta 2030. Y dos tercios de esas nuevas necesidades las cubrirán con carbón.
Los científicos ya no dudan
Rajendra Pachauri, presidente del IPCC y Premio Nobel de la Paz, el pasado día 12 de noviembre en Valencia. (Foto: Fernando Bustamante).
JAVIER ARMENTIA
13 de noviembre.- Se están reuniendo estos días los expertos en climatología de nuestro planeta, auspiciados por las Naciones Unidas. IPCC es ya una sigla conocida: ese grupo (o panel) intergubernamental para el cambio climático que ha recibido el Premio Nobel de la Paz celebra su reunión vigesimoséptima en Valencia.
Lo cuenta
El Mundo: los expertos empiezan a declarar que es irresponsable no tomar medidas directas contra el calentamiento global. En su primer comunicado de este año, el IPCC concluía que el origen del actual calentamiento del clima de nuestro planeta es "muy probablemente" de origen humano, producido por las emisiones de gases de efecto invernadero que genera la actividad industrial, la quema del carbón y del petróleo. Posteriormente, su segundo informe mostraba los modelos y los pronósticos para el futuro: nada halagüeños, algunos los tildaron de catastrofistas.
¿Pero y si reamente nos enfrentamos a una catástrofe? El pasado sábado, en el
Planetario de Pamplona donde trabajo, el paleontólog Eudald Carbonell era aún más pesimista. Acaba de presentar la edición en castellano de un libro que primero salió en catalán: "
El nacimiento de una nueva conciencia". Más allá del problema del cambio climático, el investigador del Instituto de Paleontología Humana y Evolución Social, encuentra en la actual situación mundial, mirando críticamente desde el cambio climático al incumplimiento de los compromisos del milenio, los signos de un camino que se acelera hacia nuestra destrucción como especie. Posiblemente la mitad de la población humana desaparecerá a lo largo de este siglo. Carbonell plantea la desaparición de más de 3.000 millones de personas debido a la hambruna, la enfermedad y la guerra. La única alternativa que evitaría eso es tomar conciencia como especie de la necesidad de anteponer la evolución cultural a los deseos de prosperar.
Es fácil ante los dictámenes de que se avecina la catástrofe ecológica y social hacer el habitual proceso de negación, buscar culpables, mirar para otro lado y, mientras tanto, dejar pasar el tiempo sin buscar soluciones. Encontré a Eudald muy pesimista, pero decían que un pesimista es una persona bien informada y un optimista una persona mal informada. En este mismo
naturaBlog, otros expertos, como Antonio Ruiz de Elvira expresan un horizonte menos negro, pero sólo si existe esa toma de conciencia y esa actuación que corrija la deriva exponencial al desastre.
Los expertos ya no dudan, es decir, no parando de dudar y de poner en cuestión todos los datos y los análisis, encuentran que todo converge a que de seguir irresponsablemente sin actuar, vamos de culo.
VALENCIA MADRID.- "Es criminal e irresponsable" no tomar medidas contra el calentamiento global. Así de tajante se manifestó hoy el secretario ejecutivo de la Convención Marco de la ONU sobre cambio climático, Yvo de Boer, durante la inauguración de la vigésimo séptima sesión plenaria del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU, que se celebra desde hoy y hasta el próximo sábado en Valencia.
Durante el acto, De Boer no dejó lugar ni a dudas ni a debate y recordó la evidencia científica del cambio climático, cuyos efectos, según aseguró, se experimentarán en todos los países en mayor o menor medida, y en algunos casos supondrán "una amenaza para la supervivencia", por lo que se hace necesaria una "voluntad política" y "accione multilaterales" para hacerle frente. No obstante, el secretario ejecutivo advirtió una vez más de que los países más vulnrables son también los más pobres.
De Boer elogió el trabajo que ha desarrollado el IPCC -ganador del último Premio Nobel de la Paz junto con el ex vicepresidente de EEUU, Al Gore- desde su creación en 1988. El IPCC será el encargado de dar la aprobación final a la síntesis final del IV Informe de Evaluación sobre cambio climático, cuyos tres primeros documentos se han ido entregando a lo largo del año.
El informe resultante de estas negociaciones servirá como guía para que los gobiernos tomen medidas durante los próximos cinco años y para sentar las bases de las conversaciones durante la cumbre que tendrá lugar en Bali en el mes de diciembre.
"No reconocer la urgencia" de este fenómeno "y la necesidad de actuar sería poco menos que criminal e irresponsable", ya que "constituiría un ataque directo contra los más pobres de entre los pobres", declaró De Boer. "Ahora veremos hacia dónde van los líderes mundiales".
"Será el documento que cada uno pueda consultar regularmente durante los próximos cinco años para ver lo que nos dice la ciencia", apuntó Hans Verolme, responsable del programa sobre cambio climático del grupo conservacionista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Por su parte, el presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, señaló que la reunión de Valencia marcará un punto de partida sobre lo que debe hacer este organismo en el futuro, ya que, según recordó, el próximo año se cumple el vigésimo aniversario de su creación, lo que debe abrir una introspección sobre su trabajo y aportaciones.
Pachauri manifestó que el informe de síntesis que se aprobará en esta reunión debe tener la calidad que se espera del IPCC, del que resseñó su capacidad para aunar la "excelencia de la ciencia" y la "relevancia que se requiere en la toma de decisiones políticas".
También el secretario general adjunto de la Organización Meteorológica Mundial (OMN), Yan Hong, tomó la palabra para apelar a un refuerzo de las capacidades de los servicios de meteorología de los países, ya que, según destacó, los fenómenos extremos representan más del 90% de las catástrofes naturales.
El cambio climático "es una amenaza potencial para la paz en el mundo con riesgos de conflicto en torno al agua, la alimentación y la energía", añadió el secretario adjunto. Hong afirmó que estos fenómenos tendrán impacto en todos los países, pero sobre todo en los menos desarrollados, cuya capacidad para adaptarse al cambio climático es, a su juicio, "más limitada", al depender de los recursos naturales para su subsistencia.
Por último, el representante del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), Janos Pazstor, declaró que, a partir de esta reunión de expertos, es a los políticos a quienes corresponde implicarse y tomar acciones contra el cambio climático, y se ha mostrado esperanzado en la solución de este problema.
VALENCIA.- Un grupo de nueve activistas de Greenpeace ha desplegado tres grandes carteles reivindicativos en l'Umbracle para exigir a los Gobiernos un mayor compromiso en la lucha contra el cambio climático.
Las pancartas, que recogen en inglés y castellano la proclama 'Peligro: Salvemos el clima ya', ondea en lo alto de la estructura diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava desde primera hora de la mañana.
L'Umbracle se sitúa frente al Museo Príncipe Felipe, donde se desarrollará la reunión de expertos que deberá sentar las bases del próximo protocolo de actuación en la lucha contra el cambio climático.
Greenpeace ha confirmado que nueve escaladores pertenecientes a esta organización han comenzado la ascensión hasta la parte superior de L'Umbracle pasadas las 8.30 horas.
Ya sobre la bóveda ajardinada de Calatrava, los activistas han desplegado tres pancartas amarillas de 400 metros cuadrados y en las que puede leerse, en inglés y castellano 'Peligro: Salvemos el Clima Ya'. Una imagen representativa del planeta Tierra ardiendo corona, además, cada uno de estos carteles.
Desde la organización ecologista se asegura que este acto reivindicativo no va dirigido contra los 600 científicos que se reunirán esta semana en Valencia. El objetivo, según Greenpeace, es el de movilizar las conciencias de los representantes de más de 130 países que participarán en este encuentro internacional.
Efectivos policiales se han desplazado hasta la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, aunque no se ha procedido a la retirada de las pancartas. Cualquier actuación correspondería al servicio de vigilancia privada de la Ciudad de las Artes, al tratarse de un recinto privado, según la Policía.
La reunión del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) debatirá en Valencia más de 3.000 folios de informes científicos que deberán sintetizarse en 30 antes del próximo sábado.
El secretario general de Ban Ki-Moon clausurará esta convención en la que se definirá la estrategia internacional contra el cambio climático y los efectos del calentamiento global a partir de 2012.
El cambio climático eliminará especies
De cumplirse las predicciones de los estudios científicos, el cambio climático comportará la desaparición, en un plazo de unos cincuenta años, de unas 450.000 especies de plantas y animales, lo que representa el 30% de todas las especies vivas que se conocen en el planeta. Aunque aún no existen evidencias científicas de la extinción de especies a causa del calentamiento global, los científicos ya han observado que este fenómeno está provocando una "redistribución" de muchos organismos animales y vegetales, que se desplazan modificando sus hábitats, según explicó a la agencia de noticias EFE el investigador Michel Loreau. Loreau, profesor de la Universidad McGill de Canadá y uno de los máximos expertos en el estudio de ecosistemas, aseguró que el cambio climático empieza a ser un factor determinante en la pérdida de la biodiversidad y que su influencia será mayor cuanto más se agraven sus efectos sobre el planeta. Estos efectos serán un aumento generalizado de las temperaturas, el deshielo de los polos y la desertización de muchas regiones. "El ritmo de desaparición de las especies está ocurriendo de cien a mil veces más rápido que en el pasado", dijo Loreau.